El
policía de Cospedal que encargó a Método3 investigar a Barreda actúa ahora en
la UDEF
La carrera meteórica del comisario Andrés
Gómez Gordo va estrechamente unida a la
de la ex secretaria general del Partido Popular y expresidenta de
Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal.
En 2011, al desbancar al socialista José María Barreda al mando de la junta
manchega, se llevó de las filas de la Jefatura
Superior de Policía de Madrid a quien entonces era inspector jefe y le colocó
como director de Análisis y Documentación de su Gobierno, debido a que
"no existía en el catálogo el puesto de director de Seguridad", como
confirmó el propio Gómez Gordo en varias entrevistas y conversaciones que una
periodista de Público mantuvo con él a lo largo
de 2015.
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Fue Gómez
Gordo quien a través de un abogado contrató a la agencia de detectives Método3
y pagó 16.500 euros para que se investigaran los ordenadores del anterior
Gobierno socialista de Castilla-La Mancha "con la intención de
interponer una querella", según ha confirmado a Público
el director de la agencia, Francisco Marco, "y como ha publicado El País estos días, la factura se pagó desde un
departamento oficial de la Junta manchega".
En la actualidad Andrés
Gómez Gordo es comisario en activo en la Unidad de Delincuencia Económica y
Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, donde se llevan importantes
investigaciones que afectan directamente al Partido Popular.
Fernández
Díaz le condecoró y Zoido le ascendió
Cuando se acabó en 2015 el mandato de
Cospedal en Castilla-La Mancha y dio el salto a la política nacional, la secretaria general del PP colocó a su policía de
confianza en la Dirección Adjunta Operativa (DAO) junto al comisario José
Villarejo, donde fue premiado con una
medalla roja –que conlleva una pensión vitalicia– por el número
2 de la Policía, Eugenio Pino, y por el entonces
ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz,
a pesar de llevar sólo cuatro meses en un puesto de oficina y de que para
obtenerla se necesita haber puesto en riesgo la vida, según dicta la ley.
Uno de los pocos trabajos que había
realizado Andrés Gómez Gordo, desde que se convocaron las nuevas elecciones
autonómicas en 2015 hasta la festividad de la Policía a principios de
noviembre, fue instruir un expediente sobre el
comisario Jaime Barrado, tras iniciar este una investigación sobre el comisario
José Villarejo por el apuñalamiento a la doctora Elisa Pinto, tras un
encargo del empresario de OHL y yerno de Juan Miguel
Villar Mir, Javier López Madrid. Ese
expediente llevó a la suspensión de empleo y sueldo de Barrado, que finalmente
tuvo que ser readmitido en la Policía hasta su jubilación.
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Después de este premio, porque el que
se abrieron diligencias en la Audiencia Nacional tras la denuncia de un
sindicato policial por el fraude en el reparto de medallas por parte de
Fernández Díaz, llegó Juan Ignacio Zoido al
ministerio del Interior y la carrera de Gómez Gordo siguió progresando por
encima de la media de funcionarios. Fue ascendido a
comisario, a pesar de llevar más de una década sin estar en un puesto
operativo, y destinado a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF),
donde todavía continúa.
Del
espionaje a Prada a los informes de Barreda
La relación entre Gómez Gordo y
Cospedal viene de antes de que se produjera la reunión entre Cospedal, el
comisario José Manuel Villarejo y el empresario Ignacio López del Hierro en la
sede de Génova, 13, en el año 2009. Está vinculada a las relaciones que los
comisarios José Manuel Villarejo y
Enrique García Castaño tenían con el Partido Popular de Madrid al
menos desde 2005, como desveló Público, y que
sirvieron para tapar varias informaciones sobre
Gürtel que los concejales de Majadahonda, José Luis Peñas y Juanjo Moreno,
habían puesto en conocimiento de la presidenta.
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En concreto, apuntan las fuentes
consultadas, el entonces inspector jefe y la recién dimitida diputada popular
se conocieron dos años antes de la reunión con Villarejo, cuando ambos trabajaban en el Gobierno de Esperanza Aguirre:
Cospedal como consejera de Transportes, en sustitución de Francisco
Granados, y Gómez Gordo como director de Seguridad del consejero de
Justicia, Alfredo Prada.
Andrés Gómez Gordo ascendió a
inspector de policía el 30 de marzo de 2000, fecha en la que el BOE publicó la
Resolución de la Secretaria de Estado de Seguridad. Al poco se convirtió en persona de confianza de Juan Carlos Fernández, director
de Seguridad en la Consejería de Interior de la Comunidad de Madrid hasta 2007
y posteriormente director de Seguridad del Campus de la Justicia, la faraónica
obra de Esperanza Aguirre en la que se han perdido más de cien millones de
euros.
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Es esta empresa mixta la que contrata
los servicios de Gómez Gordo. Cuando el Gobierno de la Comunidad de Madrid se
ve sacudido por el espionaje interno entre los
consejeros del PP —Alfredo Prada, Ignacio González y Francisco Granados— cobra
una cuantiosa indemnización y pasa a las órdenes de Francisco Granados, donde
entabla una estrecha amistad con Sergio
Ríos Esgueva, a quien Cospedal colocará en 2010 como chófer Luis
Bárcenas y al que los comisarios Villarejo y Enrique García Castaño utilizarán
para robar información del ex tesorero y ocultarla a la justicia. Después, en
2014, Fernandez Díaz y Eugenio Pino le aprobarán con 40 años el examen de
acceso a la Policía Nacional.
Es con motivo del caso del espionaje
a Alfredo Prada y a Ignacio González en la Comunidad de Madrid que el comisario
Jaime Barrado, entonces destinado en la UDEF, sufre el primer encontronazo con
Andrés Gómez Gordo. Diferentes fuentes –tanto policiales como de agencias de
detectives privados– señalan al comisario Gómez
Gordo, actualmente destinado en la UDEF donde se llevan a cabo las
investigaciones de los casos de corrupción del PP, como "la persona que se
relacionaba con las agencias de detectives que realmente realizaron ambos
espionajes. Sobre Ignacio González, ya está acreditado judicialmente, y
sobre quién realizó el verdadero espionaje a Alfredo Prada y el montaje contra
los dos guardias civiles, también se acabará sabiendo".