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martes, 5 de octubre de 2010

Cerebro emocional y trabajo colaborativo: la nueva importancia


No me gusta el titular “Clever individuals don’t make the group smarter”, entre otras cosas porque se atribuye el descubrimiento de algo muy antiguo ya, y que autores en español como Surowiecki ya nos plantean, así que lo he cambiado y ampliado algunos aspectos para comentar una noticia de Wired de la que algún otro medio en español también ha hablado ya.

Un primer esfuerzo para definir la inteligencia colectiva en los grupos sugiere que la capacidad intelectual individual contribuye poco a la inteligencia colectiva. En cambio, es la “conciencia social” (la habilidad para captar los indicios emocionales en los demás) la que parece determinar la inteligencia de un grupo. Podríamos traducirla como empatía.

Ya escribíamos en verano en relación al buen juicio de los grupos, a los criterios necesarios para que el trabajo colaborativo tuviera éxito en el post Sobre Community managers y su formación: Cien mejor que uno. Podríamos decir que este artículo completa aquél en cuanto a la influencia de los factores más emocionales en la dinámica necesaria para hacer productivo un grupo.

¿Puede la inteligencia colectiva del grupo ir en detrimento de la creatividad individual de sus miembros y limitar la aparición de ideas originales?

“Aún hay casos en que un genio solitario puede producir algo fenomenal”, dice la investigadora Anita Woolley citando la teoría de la relatividad de Einstein. “Pero los grandes avances son fruto cada vez más de la colaboración de personas que vienen de campos diferentes y que generan nuevas ideas en la intersección de estos campos”. Su investigación ha mostrado que la inteligencia colectiva puede estimular la generación de nuevas ideas.

Según la psicóloga Anita Woolley, de la Carnegie Mellon University, falta un criterio compartido para predecir qué grupos rendirán bien y cuáles no. Agrega que hay un factor subyacente que parece conducir la manera en que los individuos se desempeñan en múltiples dominios y se pregunta si el mismo factor es válido para la inteligencia grupal. A nivel individual, la inteligencia general es una medida del rendimiento obtenido en diferentes tipos de pruebas cognitivas, lo que sugiere un factor subyacente (la capacidad intelectual) general.

Aunque esta definición es restringida, exclusiva al ámbito cognitivo y recuerda al “factor g” de Catell de principios de siglo XX, es curioso y nuevo ver como se estudia esta definición tradicional a nivel grupal.

La metodología para determinar la existencia de este factor subyacente a nivel colectivo es la siguiente: el equipo de investigación dividió a los 600 participantes en grupos de entre dos y cinco personas, teniendo que resolver cada grupo una serie de tareas de resolución de problemas. Luego los investigadores entrevistaron a los grupos y a cada participante. Midieron la cohesión del grupo y la motivación, la inteligencia individual y la personalidad, y otros factores previamente asociados con el desempeño del grupo.

Esta inteligencia, han descubierto, depende poco de las inteligencias individuales de cada miembro del grupo. De lo que depende, según resultados presentados esta semana por la revista Science, es de tres variables:

El estudio, publicado el 30 de septiembre en Science, encontró varias características relacionadas con el rendimiento del grupo pero ninguna relacionada con la inteligencia individual. Fueron decisivas 3 variables: la sensibilidad social de los miembros del grupo (cuanta más capacidad para captar los sentimientos y pensamientos ajenos, más inteligencia colectiva); de la capacidad de dialogar entre ellos (cuando todos participan en el diálogo hay más inteligencia que cuando una o dos personas lo dominan); y del número de mujeres que hay en el grupo (cuantas más mujeres, más inteligencia colectiva). Matizaría, en la sociedad actual de fluidez , que prefiero hablar de roles tradicionales de los distintos géneros. Prefiero hablar de rasgos femeninos y masculinos, de cuestiones de roles y de género más que de categorías excluyentes y estereotipantes.

No sólo la inteligencia se mostró como un factor irrelevante, sino que la cohesión grupal también tuvo poca importancia.

En futuras investigaciones, Woolley planea estudiar cómo la inteligencia grupal se ve afectada por el tamaño del grupo. También promete estudiar cómo cambia la inteligencia grupal cuando se produce la colaboración online (recordemos cómo cuestiones como la viralidad de la empatía, se repiten también online)

En un mundo interconectado es importante conocer qué ventajas ofrece la fácil colaboración grupal sobre el mitificado trabajo intelectual solitario, así que este tipo de investigaciones hacia el conocimiento de las dinámicas más adecuadas para la colaboración grupal, para mejorar el trabajo colaborativo en organizaciones, empresa, aulas, grupos de social media, serán cada vez más frecuentes. El Caparazón.

 
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