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miércoles, 13 de octubre de 2010

Y AHORA, LOS PRESUPUESTOS

Y AHORA, LOS PRESUPUESTOS

Rosa Diéz UPyD

En cualquier país serio la Ley de Presupuestos es lo que se supone: una ley que determina las prioridades políticas del ejercicio en base a la distribución de los recursos disponibles. Se supone que es la Ley más importante del año, porque de ella depende donde y cómo se invierte, cuales y hasta donde llegan los proyectos políticos, como y con qué énfasis se apoyan unas u otras iniciativas.

Como decía, eso es lo que representa la Ley de Presupuestos en cualquier país serio. Por eso cualquier parecido entre esta premisa y nuestra realidad es pura coincidencia. Me explico:

Si sólo analizamos lo que la Vicepresidenta Salgado entregó en el Congreso de los Diputados la pasada semana, encontraremos muchos elementos de crítica que son los que nos llevarán a presentar una enmienda a la totalidad. Bien es cierto que estos son probablemente los Presupuestos menos malos de la legislatura (a la fuerza ahorcan), pero eso no significa que sean los Presupuestos que España necesita. Además, aunque representan un cambio sustancial respecto de la inercia de negación de la crisis y de incremento del gasto público como vía de solución a la misma, incurren en el mismo error de ejercicios anteriores al falsear la realidad en las previsiones de crecimiento en las que se basan, pues a día de hoy y con los datos disponibles, no son sostenibles. El marco macroeconómico, como explicaremos en nuestra enmienda es, una vez más, un ejercicio de optimismo “antropológico”, que no se limita a dar cifras falsas a todas luces sino que las adorna (páginas 12 y 13 del libro amarillo: “el ciclo económico inicia una nueva fase…”) con los viejos y lamentables latiguillos.

Pero la falsificación de la realidad a la hora de hacer la Ley de Presupuestos no es ninguna novedad, va más bien en el pack: Presupuestos+Zapatero=milonga. Tampoco será nuevo ver como en el trámite parlamentario el Proyecto de Ley se empeora: una vez que se abra el mercado persa, todos a temblar. Lo verdaderamente escandaloso de este Proyecto, el hecho diferencial (incluso con Zapatero mismo) es la gestión previa. No es que los Gobiernos no hayan de explorar los apoyos antes de llevar a la Cámara un Proyecto de Ley cuando no tienen mayoría parlamentaria; eso sería lo normal. Lo que no es normal es que el Gobierno haya negociado el apoyo a la Ley sin negociar el contenido de la misma. Lo que resulta una obscenidad es que Zapatero haya mandado a su Ministro del Interior a negociar una tregua con el PNV (un año más en la Moncloa, cuatrocientos setenta y dos millones de euros). Lo que resulta vergonzoso, es que para apoyar la Ley el PNV haya puesto como condición que el seis con veinticuatro de los recursos del paro español sean transferidos a Euskadi para pagar al dos con treinta y seis por ciento de los parados españoles. Lo que resulta una burla para los ciudadanos es que el Gobierno haya pactado, a cambio de seis votos, un nuevo proceso de conversaciones y protagonismos partidarios alrededor de lo que siguen llamando “pacificación”.

Lo que es un escándalo es que toda esa negociación de tregua entre el PNV y el Gobierno, toda esa voracidad por permanecer en el poder cueste lo que cueste haya tenido ya su consecuencia: el lehendakari López acaba de anunciar que llevará a cabo “diálogo discreto” con todos los partidos políticos vascos sobre la “pacificación”. Cuando se juntan las palabras “diálogo” y “discreto” para hablar de ETA se me pone el vello de punta.

Bueno, pues todo eso y más es lo que está detrás de la negociación previa de este Presupuesto. O sea que quienes esperen que lo que empecemos a debatir dentro de dos semanas para decidir cómo y donde gastamos nuestros/sus recursos, que se olviden. Se trata, única y exclusivamente, de salvar el palacete y mantener dentro al inquilino por un año más. Y de tirar, en el camino y por el mismo precio, las esperanzas de todos aquellos que creímos que por fin iba a iniciarse el fin de la transición en el País Vasco. Como me dicen mis vecinos: “total, si manda el PNV, ¿Por qué no votarles directamente?”

 
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