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domingo, 5 de diciembre de 2010

¡Que se vaya Zapatero ya de una maldita vez!

¡Que se vaya Zapatero ya de una maldita vez!

Federico Quevedo

No cabe otra salida, no hay otra opción. El deterioro al que ha llegado este país de la mano del presidente Rodríguez no puede continuar bajo ninguna circunstancia. Los controladores aéreos han puesto en la picota al Gobierno que se ha visto obligado a tomar una medida extraordinaria como ninguna otra, mientras su presidente guardaba un vergonzoso silencio. Este Gobierno está acabado, muerto, sentenciado, mientras el país se desmorona y ofrece al exterior la imagen de un declive imparable y demoledor.

Miren, ni yo ni nadie va a justificar nunca la actitud de los controladores aéreos, una actitud que roza el chantaje, pero la responsabilidad que los propios controladores tienen en esta situación no resta ni un ápice de la que tiene el propio Gobierno que ha sido el que ha conducido a los controladores a esta huelga salvaje tomando una decisión absolutamente arbitraria e injusta por la forma en que se ha tomado, sabiendo además que hacerlo así iba a tener consecuencias dramáticas.

Luego lo único que cabe decir es que este Gobierno es tan responsable del secuestro de los ciudadano como los propios controladores, y es el único responsable de haber llegado a este extremo, de haber llevado al país a una crisis que por sus consecuencias puede ser igual a la que en 1981 provocaron unos guardias civiles entrando con sus armas en el Congreso de los Diputados, un 23 de febrero de triste recuerdo.

En otras circunstancias, la lógica conduciría a pedir la dimisión del ministro de Fomento, José Blanco, por no haber sabido manejar esta situación, por haber intentado desde el principio demonizar al colectivo de los controladores y situarlos en el ojo del huracán, como una especie de bestia negra contra la que éste Gobierno iba a luchar como si el propio Blanco fuera una especie de Ricardo Corazón de León en misión histórica, olvidando que si los controladores gozan de los privilegios de los que gozan es porque los sucesivos gobiernos de este país se lo han permitido, incluido el de Rodríguez Zapatero. Pero la lógica aquí se ha visto superada por las circunstancias.

Este país se está viendo conducido a una situación insostenible, hasta el punto de que nunca en los más de treinta años de democracia habíamos vivido un estado de alarma como el actual, y la única salida para superar esta situación, para que este país recupere la dignidad y la tranquilidad, es que éste Gobierno desaparezca, que el presidente Rodríguez convoque ya de una vez elecciones generales anticipadas y permita a los ciudadanos españoles elegir un nuevo gobierno que permita afrontar el futuro con decisión y con un programa de reformas intenso que devuelva la confianza y la credibilidad en este país.

La actitud del Gobierno, y la de muchos dirigentes socialistas, está siendo absolutamente despreciable. Escuchar en boca de Gaspar Zarrías o de Juan Fernando López Aguilar acusaciones al PP de estar detrás de esta huelga salvaje y de defender los intereses de los controladores, es cuando menos propio de auténticos sinvergüenzas. No es el PP el que ha llevado a esta situación, sino la ineptitud del Gobierno, su necesidad de encontrar chivos expiatorios, lo que ha terminado por provocar el secuestro de cientos de miles de personas que querían viajar y se han tenido que quedar en tierra y en muchos casos sufriendo auténticos dramas personales.

Sí, los controladores son responsables, pero el Gobierno no puede eludir en ningún caso la suya, una responsabilidad que, sin embargo, se queda sin castigo ‘legal’ y sólo podrá ser dirimida en las urnas. ¿Sabían el día anterior lo que iba a pasar si se aprobaba ese decreto, y aún así lo aprobaron? Eso solo puede calificarse de auténtica insensatez, y demuestra hasta que dimensión de incompetencia ha llegado este gobierno y su presidente, un presidente que por toda reacción ante esta crisis ha ofrecido la única respuesta que sabe ofrecer: esconderse y callar. Que se vaya, que se vaya de una maldita vez.

 
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