skip to main
|
skip to sidebar
2. XAVIER HORCAJO Y LA NORIA DE TELE 5.
Barcelona 16-02-201. Continuación del 14-2. La chistosa genialidad del presentador de Intereconomía, que de chistosa no tuvo nada, desata a otro chistoso, Jordi González, por lo de la Telebasura, metiéndose con la madre ajena, y juntos disparan los intereses políticos de unos y otros. Y a mí que no tengo la más mínima simpatía por ninguno de los dos, ni por sus bandos, me revuelve el núcleo de mi Gran Corrupción. Pero antes de entrar en una de tantas nebulosas como es la desaparición de Antonio de la Rosa Vázquez, padre de Javier de la Rosa, y sus dos muertes, he de confesar que todas estas trifulcas entre profesionales de la llamada “información o comunicación espectáculo” me parecen pura ficción. La Caverna en la Barcelona de la Gran Corrupción en 1997 tiene para mí otra interpretación y sentido que la definición del vodevil de la telebasura, abarcando y revolviendo a personajes de diferentes partidos: Se había iniciado el fin (muy relativo) de Javier de la Rosa, Piqué Vidal y Pascual Estevill, amenazando el esplendor de Jordi Pujol. A la par intentando superar el bache tras las Olimpíadas y el propio finiquito del Imperio KIO-De la Rosa con entre 300.000 millones y un BILLÓN de pesetas desaparecidas, se inicia la Gran Burbuja Inmobiliaria con DIAGONAL MAR-FÓRUM de buque insignia, que terminará en el estallido del 2007-2008. Y la Caverna actúa al unísono, los franquistas Samaranch y Vilarasau por La Caixa, Pujol con la Generalitat y su red de hombres y “negocios” (Millet, Alavedra, Prenafeta, etc.) y Pascual Maragall-Narcís Serra, discípulos de Samaranch y Porcioles, con su Ayuntamiento y PSC. Objetivo; recalificar, financiar y construir. La Gran Burbuja o fraude inmobiliario, que acabará en los activos de caixas y bancos a precios de pura estafa. Las Olimpíadas, De la Rosa, y el gran mercado de la droga, casi una insignificancia comparado con la Gran Burbuja. El mejor negocio de la historia de Barcelona que arruinará a Cataluña y sus caixas, pero el dinero como la materia no se destruye, solo cambia de lugar y formas. El hombre, que llevaba un tren de vida desenfrenado y compraba coches de lujo a señoritas de compañía a costa de las arcas del Estado (20 automóviles de lujo sólo en 1977, entre ellos un Rolls Royce Silver Shadow, ocho Mercedes Benz, seis Alfa Romeo, un Aston Martin y un De Tomasso) se pasea ahora tranquilo por la zona alta de Barcelona.La mitad de su familia le ha vuelto la espalda desde aquel asunto. Entre ellos, su esposa, Pilar Martí, y algunos de sus hijos. Ahora vive cuidado por su hijo Fernando, ingeniero antiguamente vinculado al proyecto Quash-Tierras de Almería, y su nuera Marcela.