Trabajadores creativos de cuello de silicio para el sector tecnológico
El Caparazón
Recordaba revisando “El fin del trabajo” de Rifkin (1996) la interesante observación que realiza al distinguir entre trabajadores de cuello blanco (ejecutivos, gestión), azul (operarios) y cuello de silicio (los del sector tecnológico entonces emergente, incluidos, creo, los gestores del sector tecnológico).
Aunque cualquier categorización es complicada en el contexto complejo que vivimos, así que añadiría como trabajadores de cuello de silicio las nuevas figuras, híbridas y relacionadas de forma indirecta con la tecnología: las relacionadas con las evoluciones social y de conocimiento que las TIC potencian. Dinamizadores de comunidades (Community managers), “Curadores” de contenido (o intermediarios críticos de conocimiento), son buenos ejemplos de ello.
Los trabajadores del sector tecnológico, con Silicon Valley como paradigma, seríamos ejemplos de la flexibilidad que también se extiende al mercado laboral general y reuniríamos una serie de características: la lealtad a proyectos y no a marcas, la tendencia al outsourcing y la correspondiente tendencia a ser freelance (como yo misma), el teletrabajo, etc.
Se habla, en general, de precarización del empleo pero me gustaría dejar una visión positiva: algunos trabajadores, por haber sido los primeros en adaptarse (por no perder su trabajo), a la evolución tecnológica exponencial que vivimos, tienen ventajas hoy sobre unos empresarios que se se muestran más desfasados.En este sentido y sobre principios de management algunas veces anticuados recomiendo el libro de Gary Hamel (2008), “El futuro del management”. Procesos de “dospuntocerización”, de introducción al trabajo colaborativo o de tecnificación más genérica son iniciados a menudo “de abajo arriba” para después convencer a la dirección.
Por último, lo que podría verse como fuga de talentos desde la programación a la gestión de proyectos o pérdida en general de puestos de trabajo asociados a la producción puede y debe ser vista, en mi opinión como “salvación” de talentos hacia trabajos más creativos. En un entorno globalizado la producción (en equipos, en programación), se traslada a países asiáticos (Daniel Pink habla de “Asiaficación”), quedando en nuestro entorno los trabajos más creativas, de dirección, gestión de proyectos, innovación, etc. que asociamos en múltiples presentaciones a las cualidades del hemisferio derecho de nuestros cerebros.
En fin… os dejo una entrevista que me hacían al respecto de los nuevos tecnócratas. Me centré entonces en el geek como early adopter de distintas tecnologías pero podría haber hablado perfectamente del nuevo trabajador de cuello de Silicio:
¿Responde nuestro equipaje tecnológico a una categoría social concreta?
Bueno, se habla de geeks, pero creo que cada vez más se trata de una commodity que pretende llegar al público masivo. Hoy es el caso de los smartphone con conexión a internet, por ejemplo, que van camino de ser masivos. O los tablet (post iPad), con el mismo destino. Las novedades son adoptadas por tecnólogos y adinerados en un primer momento pero pronto, al ritmo de la evolución exponencial de la tecnología, pasan a bajar precios y ser masivos.
¿Qué factores condicionan que seamos usuarios de una marca concreta de ordenadores o teléfonos?
En el caso de los tecnólogos valoramos el sistema operativo o cuestiones de sofisticación y novedad tecnológica, a veces todos esos factores a la vez. También, si somos muy activos en las redes sociales, somos susceptibles a los nuevos tipos de publicidad (o círculos de confianza) en los social media. El público masivo es más susceptible a la publicidad tradicional pero va siéndolo también progresivamente a la opinión de sus contactos en redes sociales. En general el usuario más formado es obviamente más crítico, más sujeto a la influencia en los social media, más, según algunos autores “crossumer”, analista y difusor de la información objetiva y por lo tanto futuro influenciador de su círculo social.
¿Funcionamos ante la tecnología como en el resto de los planos de consumidores o ciudadanos o reaccionamos de modo diferente ante lo digital?
Funcionamos igual pero creo que sí aparecen cuestiones nuevas de la confluencia de tecnología y nuevos medios sociales. Son, al fin y al cabo redes tecno-sociales y eso hace que el ámbito de lo digital sea de los primeros en cambiar hacia este nuevo mercado de consumo más crtítico, experto y objetivo. Pero creo que también será una cuestión masiva, trasladable a muchos otros ámbitos.
¿Cuál sería el perfil del llamado ‘early adopter’?Sería sin duda un geek, un adepto a las novedades tecnológicas. Hoy se amplía a trabajadores de la información y a antiguos humanistas intelectuales, cuando valoran lo que suponen las TIC en cuanto a evolución cultural, social, científica…
¿Cómo definir hoy esa palabra tan manida, freak?
Difícil..y cierto… creo que demasiado manida y teñida a veces, erróneamente, de tintes negativos que creo que no favorecen el talante innovador, creativo de término. Las ideas se gestan muchas veces de este modo, siendo adoptadas por minorías mucho antes de que la sociedad esté preparada para ellas. El freak es, en mi opinión, un visionario, un incomprendido hoy. Su reino es el del mañana.
¿Es la edad la gran barrera tecnológica o encontramos igualmente “usuarios analógicos” en los llamados “nativos digitales”?
No es una cuestión de edad y sí, en la medida en la que las TIC están vinculadas al desarrollo de cultura, sociedad, conocimiento, etc… la pasión que sintamos por todos esos aspectos. Llegamos a las TIC porque creemos, a cualquier edad, que van a ayudarnos a crecer en lo que nos apasiona o necesitamos en determinado momento. Hacer conscientes de su utilidad (concreta, para cada cual) a los que todavía no aprovechan el potencial de internet es tarea habitual entre los que “evangelizamos” acerca de estos temas. Y ya te digo, nuestro público no tiene edad.
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