EL PRESIDENTE LO VENDE COMO UN SACRIFICIO PERSONAL
Ricardo Costa se venga de Camps y le obliga a presentar su dimisión
Foto de archivo de Francisco Camps y Ricardo Costa (EFE). F. Quevedo / Ana I. Gracia
Lo vendió como un “sacrificio personal” por España y por el futuro de Rajoy, pero la razón real que llevó ayer al presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, a presentar su dimisión fue otra muy distinta. Lo cierto es que fue el diputado y ex secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa quien, en última instancia, se vengó de quien fuera su amigo y su mentor político.
Cuando ambos iban a acudir al TSJV para aceptar la inculpación, como se había pactado con Génova la noche del martes, Costa cambió de opinión al no garantizarle una serie de exigencias. De nada sirvieron las presiones del propio Camps, de sus compañeros de partido y de la dirección nacional. Costa se mantuvo firme en su postura y llevó a Camps a la única decisión que no había tomado: dimitir.
Hace año y medio, Ricardo Costa tuvo que dejar la Secretaría General del PPCV en una tumultuosa reunión de la Junta Directiva Regional de su partido en la que, según diría después su entorno, Camps le “vendió” a Génova 13. Además, le castigó con la suspensión temporal de militancia por resistirse. Después de aquello, Costa obtuvo de Camps la promesa de hacerle Conseller en esta legislatura tras las elecciones. Una promesa que nunca se hizo realidad.
Costa aprovechó ayer para recordarle a Camps que no se fiaba de las promesas que le había hecho. Ni siquiera Génova podía ofrecer a Costa las garantías de apoyo y una ayuda laboral tanto para él como para su pareja, como llegó a exigir el ex secretario general del PPCV, quien veía cómo su futuro personal y judicial se complicaba sobremanera para salvar a Camps y, en última instancia, a Mariano Rajoy. Y después de consultarlo nuevamente con su familia, Costa optó por romper el pacto al que había llegado unas horas antes con Trillo.
Una reunión muy tensa
En efecto, el martes por la noche Federico Trillo mantuvo una intensa y tensa reunión –El Confidencial fue testigo en un momento dado de la misma de lo elevado del tono con el que estaba transcurriendo- con Camps, Juan Cotino y a la que se unió en algún momento Ricardo Costa, el más reacio a aceptar la exigencia de Génova. Pero finalmente accedió. Costa y Camps iban a acudir al TSJV a declarar su culpabilidad. Todo estaba preparado y en el Tribunal tenían las puertas abiertas a la espera del coche oficial del presidente.
Pero Costa no quería ser el ‘cabeza de turco’ del caso 'de los trajes'. A última hora de la mañana, llamó a Francisco Camps para confirmarle que finalmente no acudiría al Tribunal Superior de Justicia para autoinculparse. Unas palabras que hundieron "moral y anímicamente" al presidente, según fuentes del PPCV. Desde Génova se pusieron en contacto con Costa tanto Federico Trillo como María Dolores de Cospedal, pero no tuvieron nada que hacer. Fue entonces cuando la propia Dirección Nacional del PP emplazó a Camps a la única alternativa posible: dimitir.
El presidente valenciano no quiso reconocer que había sido la ‘marcha atrás’ de Ricardo Costa la única cuestión que le había obligado a cambiar de opinión, y se agarró a la explicación que podía convenirle: la del sacrificio personal y la convicción en su inocencia. Una inocencia que él mismo estaba dispuesto a ‘vender’ por la mañana a cambio de que su imagen sentado en el banquillo no empaña la campaña electoral de Mariano Rajoy. Ya no lo va a hacer, aunque se siente.
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