Silva dio un permiso de derribo que se negó en Barrio do Cura
Urbanismo mantuvo un tratamiento opuesto en dos peticiones de demolición similares
El solar del número 8 de Cánovas del Castillo, donde se permitió la demolición del edificio. foto: lydia.
Aseguró que Urbanismo está ultimando una nueva propuesta de planeamiento para que 'terminen las incertidumbres' y dijo que 'solicitaremos a la firma propietaria que vuelva pedir la demolición de los edificios en estado de ruina' para que en un plazo breve esté en condiciones de hacer un derribo 'muy necesario'.
Con todo, la decisión de Patrimonio de la Xunta, una comisión técnica integrada por arquitectos y expertos, podría haberse evitado si el gobierno vigués hubiera seguido el mismo criterio que mantuvo en otra actuación similar.
El 28 de febrero de 2008, la entonces y ahora concejala de Urbanismo, Carmela Silva, dio permiso de derribo al edificio, sin catalogación, situado en el número 8 de Cánovas del Castillo. Esta zona está incluida en el Plan Especial del Casco Vello -por tanto, dentro del BIC, Bien de Interés Cultural- y se considera un área de protección. Pese a ello, Silva decidió permitir la demolición sin solicitar información adicional Patrimonio.
Si ese fue el procedimiento seguido por Urbanismo con Carmela Silva al frente en el caso de Cánovas del Castillo, no el de su sucesor y antecesor en Urbanismo, José Mariño, en Barrio do Cura, pese a que se trata de un ámbito sometido directamente al Plan de Urbanismo y por tanto excluido del BIC Casco Vello. Está protección sí rige para la Panificadora y el entorno del Concello. El proyecto de Barrio do Cura pedía la demolición de todos los inmuebles desocupados y sin vigilancia legal: no había ninguno con esta condición, ni siquiera la iglesia del asilo, aunque Karpin SL decidió conservar la fachada y trasladarla a Navia. Aunque Barrio do Cura está en una zona de respeto, no se encuentra ni en un BIC ni cuenta con edificaciones protegidas. En Cánovas, dentro del BIC, se dió permiso sin preguntar a la Xunta, pero Urbanismo optó por apelar a Patrimonio en otro caso, con resultados opuestos.
Financiación, clientes y ocho años de esperaLa emprea Karpin SL tendrá que seguir esperando, aunque lo más probable es que el proyecto haya llegado a su fin, pese al optimismo expresado ayer por el alcalde sobre un rápido dsenlace con una nueva ordenación. La empresa lleva ocho años de trámites -PGOM, Plan del Casco Vello, evaluación ambiental- y cuando más cerca parecía la puesta en marcha de la actuación llegó la decisión municipal de 'consultar' el último día hábil con Patrimonio, lo que conllevó un parón que ha terminado por resultado definitivo. Se temía, ante la dureza de los arquitectos de Patrimonio, muy poco dados a concesiones, y mucho menos a presiones políticas. Karpin tenía financiación, unos 100 millones de euros, y al menos 150 clientes interesados en hacerse con alguna de las 300 viviendas que se contemplaban construir. La firma no quiso ayer hacer declaraciones, al menos hasta tener una confirmación oficial del fiasco. Atlantico diario
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