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viernes, 23 de diciembre de 2011

El Dios personal es un fetiche humano, torpemente diseñado por las religiones

El Dios personal es un fetiche humano, torpemente diseñado por las religiones

«Ningún pensador crítico puede descartar absolutamente la posibilidad de la existencia de Dios.

Podemos darle un 0,00001% de probabilidad, pero igual debe considerarse, al menos como hipótesis. Una idea absolutista en contra sería tan poco razonable como la fe en la divinidad.

Lo que en este ensayo hemos sostenido y sobre lo cual hemos puesto énfasis no es en la inexistencia de Dios in abstracto, sino que en las razones por las cuales los seres humanos lo concibieron, con sus particulares características antropomórficas y sus curioso comportamiento y carácter que deja de manifiesto a las claras que se trata de un súper hombre estilizado a partir de extrapolar nuestros vicios y virtudes.

Todas las explicaciones entregadas en este libro aclaran que nuestra concepción “interesada” de Dios, es una creación humana surgida de nuestra particular ambición por bienestar e inmortalidad y para atenuar nuestro miedo a la inseguridad de la vida.

Pero una vez que nos hemos curado de esta distorsión del pensamiento llamada “fe” y de los diferentes aspectos del pensamiento mágico, estamos calificados para hacernos la pregunta en forma honesta e imparcial.

¿Puede haber existido un creador?

Es posible.

El asunto es dónde lo ubicamos.

El Dios personal, entrometido, sabelotodo, que escucha plegarias egoístas, milagrero, castigador y celoso es, simplemente, un fetiche humano, torpemente diseñado por las religiones.

Luego, debemos descartar cualquier teísmo y analizar las hipótesis deístas.

Un Dios etéreo, oculto tras la chispa del big bang, es posible.

El tema, y en esto coincido con Richard Dawkins, es que ese Dios debe ser mucho más complejo que su creación.

Un hombre puede diseñar una máquina compleja, gracias a que él es mucho más complejo que la máquina. La situación no puede ser a la inversa.

Entonces si no somos capaces de dar cuenta de la complejidad del mundo y de nosotros mismos ¿Qué podríamos siquiera especular acerca de ese Creador oculto?


Nada. Absolutamente nada.

Nuestra única aproximación a su esencia es mediante las pistas que va dejando en su creación.

Ese es el Dios al que se refería Einstein y Spinoza y ese es el único Dios que puede ser estudiado y comprendido.

Travesía a Vulcano (2011)
[Extracto del libro escrito por Nolberto Salinas]

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PensadorNolbertoSalinas
 
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