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viernes, 20 de enero de 2012

Garzón un colaborador del PSOE, lucha por sus privilegios, no se acuerda del engaño y de la permisión de la Operación Columna y de la persecución de los Guardias Civiles democráticos,.


VISTO EL ‘CASO GÜRTEL’, EL MARTES SERÁ JUZGADO POR LA MEMORIA HISTÓRICA

Garzón sugiere que irá al Tribunal de Derechos Humanos si le condenan

Garzón sugiere que irá al Tribunal de Derechos Humanos si le condenan
El juez Baltasar Garzón, durante su turno de última palabra en el juicio (Efe). Carlos Fonseca 


Baltasar Garzón, al salir de la Sala tras el visto para sentencia del presidente del tribunal, se mostró satisfecho con el desarrollo de su primer juicio, el de las escuchas de la Gürtel. Desde este momento, dijo, “es la hora del tribunal”. Previamente, dispuso de doce minutos para ejercer su derecho al uso de la última palabra. Miró al tribunal y, con un tono pausado, aseguró que asumía “todas y cada una de las decisiones que tomé reflexivamente y en cumplimiento estricto de la legalidad”, según su interpretación de las normas legales y de los Convenios Internacionales en la lucha contra la delincuencia transnacional y la corrupción.
Antes de situarse frente a los siete magistrados que le han juzgado por intervenir las comunicaciones en prisión entre los jefes de la trama Gürtel (Francisco Correa y Pablo Crespo) y sus abogados, Garzón se despojó de su toga para dirigirse al banquillo de los acusados.
Allí, de pie frente al tribunal, dijo que si hacía uso de la última palabra era “porque es la última vez que puedo hacerlo ante un tribunal de justicia español (pausa) en este caso”. Una frase enigmática que puede aludir tanto a su decisión de recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en el caso de ser condenado, al no disponer de una segunda instancia, o a la certeza en su fuero interno de que va a ser condenado.
Garzón explicó que llevaba 25 de sus 31 años de carrera judicial como titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional para enfatizar su conocimiento del Derecho y, a continuación, afirmó rotundo que la intervención de las comunicaciones entre los jefes de la trama Gürtel y sus letrados era necesaria en ese momento de las investigaciones, y que no se vulneró el derecho a la defensa. “Se protegió, y las intervenciones se hicieron con arreglo a la ley e intentando conciliar los derechos fundamentales en juego”.
Garzón rebatió también a las acusaciones, que por la mañana habían afirmado que la fiscal del caso, y no él, realizó el expurgo del contenido de las citadas conversaciones para eliminar todo lo que no tuviese relación con la causa (su abogado, Baena Bocanegra, dijo que se expurgó el 99,7% de lo grabado). “El juez no puede prescindir del Ministerio Fiscal, y mucho menos estando la causa declarada secreta –dijo el juez-. El expurgo fue ordenado y controlado por mí con conocimiento del fiscal, que colaboró en ello, pero no me sustituyó”.
El magistrado no pasó por alto la afirmación que por la mañana había hecho el letrado de la acusación José Antonio Choclán citando a Voltaire: “La razón de Estado es la excusa de los tiranos”. “Se ha dicho algo muy fuerte -rebatió Garzón-, se ha aludido a la razón de Estado, y la única que entiendo es la razón democrática de los ciudadanos”. El acusado no quiso ser menos que el letrado y echó mano de una cita de Willy Brandt: “Abrir la puerta a la primera injusticia, es dejarla abierta para siempre”.
Antes de que interviniera Garzón lo hizo su letrado con una exposición apasionada de hora y cuarto que acompañó de gesticulaciones con las manos y frecuentes cambios en el tono de voz para enfatizar algunas de sus afirmaciones. No se puede decir que estuviera demasiado acertado, porque arrancó con un prolongado prefacio en el que recordó a su padre (también magistrado); expresó su respeto personal y admiración al excelentísimo tribunal y a los dignísimos letrados de la acusación, y abusó de frases pomposas, como cuando dijo: “Por mis venas corre sangre de judicatura”.
Tampoco olvidó el sentimentalismo: “Garzón está sufriendo, lo sé y me consta (…) Está en juego la honradez y honorabilidad de un juez”. Su mayor acierto, aunque ya lo había expuesto el fiscal en la sesión de la mañana, fue poner como ejemplo de que su defendido no había prevaricado el caso del juez de Sevilla que instruyó el caso por la desaparición y asesinato de Marta del Castillo. También él ordenó la intervención de las comunicaciones de los letrados de los acusados, sin que en su caso se le hubiese acusado de vulnerar el derecho de defensa ni abierto ninguna información.
“Confío en ustedes porque confío en la justicia -concluyó su exposición dirigiéndose al tribunal-. El señor Garzón es un buen juez, en el mejor sentido de la palabra, y desde esa invocación deposito mi fe en ustedes”.
El martes, el juicio por las fosas del franquismo
Tras el visto para sentencia del presidente del tribunal, Joaquín Giménez, los magistrados mantuvieron una reunión por espacio de media hora, aproximadamente, para intercambiar impresiones, lo que hizo pensar que incluso pudieran adelantar el fallo a la noche de ayer. El presidente de la Sala se encargó de desmentirlo y aseguró que la resolución tardará aún unos días, lo que, aparentemente, descarta que se produzca antes de que el próximo martes 24 el juez Garzón vuelva a sentarse en el banquillo de los acusados por las exhumaciones de las fosas del franquismo.
 
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