He leído ayer las noticias referentes al homenaje que rindieron a Otegi
frente a la cárcel de Logroño. Allí se concentraron lo más granado de la nueva
marca blanca de ETA, Amaiur; el Diputado General de Guipuzcoa, de la otra marca,
Bildu, que dejó pasar el Constitucional enmendando la plana al Supremo;
destacados dirigentes de Batasuna-ETA (Constitucional, Supremo y Tribunal de
Estrasburgo lo han sancionado). Les acompañó Joan Tardá, el diputado de ERC que
leyó una carta enviada por el dramaturgo madrileño Alfonso Sastre. Una carta en
la que éste glosa el “temple ético” de los presos y su “admirable heroísmo” por
enfrentarse a la cárcel.
Me da asco y siento vergüenza. Me da asco tener que leer estas frases en boca
de un representante de los ciudadanos españoles en la cámara en la que reside la
soberanía nacional; me da asco que haya un escritor español que desprecie con
tal impiedad el dolor de las víctimas del terror; me da asco que el dramaturgo
en cuestión se atreva a amenazarnos impunemente cuando afirma en su carta que
“sin una amnistía general, efectivamente, no habrá paz”.
Siento vergüenza por vivir en un país en el que estas cosas puedan ocurrir
sin que nadie reaccione, sin que pase nada. Siento vergüenza de que estos hechos
se produzcan el día después de que el Lehendakari vasco (que no de todos los
vascos, evidentemente) vaya a Madrid a pedirle al Presidente del Gobierno de
España que legalice a los herederos de Batasuna-ETA. Siento vergüenza al leer,
el mismo día, que varios colectivos de “pacifistas” del País Vasco han decidido
que ya no hay que dar la batalla en la calle; claro, la calle ahora hay que
dejársela a los malos, para que homenajeen a los criminales e insulten y
amedrenten a las víctimas. Sí, amedrentar también; porque ETA no ha desaparecido
y quienes defienden su proyecto político, ese que consistía/obligaba a asesinar
a quienes no lo compartían, están cada vez más ensoberbecidos, son cada vez más
poderosos.
Dijeron ante la cárcel de Logroño que había que poner fin a “tanto
sufrimiento”, refiriéndose a lo que sufren las personas encarceladas por
asesinar a sus conciudadanos para imponer así su proyecto totalitario. Dijeron
que el camino es largo y “estará lleno de dificultades”. ¿Les suena la frase?
Dijeron que “basta ya de políticas de venganza hacia el colectivo de presos”, de
“políticas de vencedores y vencidos”. Qué pena que haya tanta gente empeñada en
desenterrar criminales muertos y bien muertos para volverles a juzgar y se
empeñen a la vez en enterrar a las víctimas vivas para que no caiga la justicia
sobre los criminales vivos también…
En Alemania se ha abierto un debate muy interesante y muy democrático para
ilegalizar el partido heredero del partido nazi ilegalizado por el TC en 1952.
Lo promueven los socialdemócratas, particularmente los Ministros del Interior de
los Lander dirigidos por los socialistas, sin discrepancia alguna entre ellos.
El debate ha llegado a la Conferencia de Ministros del Interior celebrada en
Wiesbaden el pasado mes de diciembre y está en discusión en multitud de foros
alemanes. El objetivo que persiguen es promover esa demanda ante el TC (que
rechazó una anterior promovida en 2001 por el Gobierno- también
socialista/verde- de Gerhard Schröeder); los democristianos están más remisos,
tienen miedo a volver a fracasar en el intento, aunque están completamente de
acuerdo en el objetivo: echar de las instituciones y del juego democrático a los
enemigos de la democracia. O sea, defender a Alemania de sus enemigos.
Bueno, pues eso mismo es lo que UPyD va a hacer en España: trabajar con
ahínco para impedir que los enemigos de la democracia acaben con ella desde
dentro de las instituciones. Ninguna sociedad democrática que se respete puede
quedarse impávida ante los ataques de sus enemigos; por eso defenderemos la
ilegalización de todos estos partidos que no tienen otro objetivo que actuar
como emisarios de la muerte. Y les digo que no descansaremos hasta que quede
establecido con total nitidez que el fin del terrorismo en España pasa porque
haya vencedores y vencidos. La historia la escriben los vencedores; la historia
de la España en la que unos fanáticos totalitarios asesinaron a ochocientos
cincuenta y ocho de sus conciudadanos, aterrorizando a miles de familias y
socializando el miedo y el sufrimiento, la escribirán las víctimas. Y será la
HISTORIA, no una versión. Eso sólo será posible cunado aceptemos que la paz no
es suficiente; que las ochocientas cincuenta y ocho personas que ya no están
entre nosotros fueron asesinadas por ETA porque eran un estorbo para la sociedad
totalitaria que la banda quiere construir. Que murieron por defender una
sociedad libre y democrática, no sólo en paz.
En España habremos ganado cuando nadie se atreva a escribir o a leer esas
frases que se escucharon ante la explanada de la cárcel de Logroño. La primera
victoria se produce cuando el miserable sabe que hay cosas que no se pueden
decir; el silencio no le convierte a él en una persona de bien, pero será el
síntoma de que la sociedad empieza a estar curada de su cobardía y de su falta
de piedad. Habremos de dar esa batalla hasta el final; en las instituciones y en
la calle. Allá donde se escuche una ofensa contra una víctima, habremos de
estar. No nos mereceremos el título de ciudadano si no lo hacemos.
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