Últimas Noticias

EIA FORMACIÓN CURSOS ESPECIALIZADOS

Última Hora

Portada

Sociedad

Sucesos

lunes, 16 de enero de 2012

Los complejos de la derecha



Son muchos los militantes del Partido Popular que se sienten tremendamente ofendidos si alguien les cataloga como miembros de un partido de derechas. Así como los socialistas, los comunistas y otros colectivos afines presumen de pertenecer a la izquierda, en el Partido Popular en cambio hay muchos que consideran casi un insulto que los tilden de derechas. Les hace sentirse políticamente inferiores y derrotados de antemano por esa izquierda sociológica, que cada vez está más crecida y segura de sí  misma. Que razón tenía don Quijote cuando, al ser llevado por la fuerza al castillo del Duque juntamente con Sancho,  dijo con toda solemnidad: “para los vencidos el bien se vuelve en mal,  y el mal en peor”.
Quizás se deba este complejo de inferioridad a que la derecha, como colectivo político, es en buena medida una creación de la propia izquierda. Pues es incuestionable que el primer partido que nace con la Revolución Francesa,  recibe el apelativo  de izquierdas y está formado por una gran masa de burgueses y campesinos que, cansados de aguantar injusticias y de pasar hambre, se levantan en 1789 contra el poder establecido. Dirigidos por Robespierre, por Danton y por Marat, al grito de  ”Libertad, Igualdad y Fraternidad”, asaltan violentamente la Bastilla y ponen fin al antiguo régimen absolutista. Y esta izquierda radical y revolucionaria comenzó a considerar de derechas a sus enemigos políticos, a los conservadores que se oponían a cambiar por la fuerza el orden preestablecido.
El caso es que, mientras la izquierda, a pesar de sus fracasos electorales, se regodea de su significación política y hasta se permite el lujo de mostrar como propias ciertas conquistas sociales en las que no ha tenido ni arte ni parte, la derecha se avergüenza de sí misma y busca subterfugios para disimular su situación política. Pendientes siempre del “qué dirán”,  abominan de la derecha y buscan con ahínco posiciones más neutras y menos comprometidas, como es el centro. Ni siquiera se atreven a celebrar sus propias conquistas sociales, normalmente más importantes que las de la izquierda. Su obsesión exclusiva es estar continuamente viajando al centro, sin darse cuenta que esto implica inestabilidad, ya que su posición dependerá siempre de la que ocupen las demás fuerzas políticas.
No es pues de extrañar que, dentro del Partido Popular, nos encontremos con mentes tan preclaras que, para rivalizar en ese supuesto progresismo con la izquierda, no admitan más valores esenciales dentro del partido que la libertad, la tolerancia y la solidaridad. Y  quien así piensa, claro está, parece que le molestan hasta los votos que provienen de gentes que se confiesan abiertamente de derechas. Que se lo pregunten, si no, a Nacho Uriarte, presidente nacional entonces de Nuevas Generaciones, que hasta se permitió el lujo de recomendar a los votantes de derechas que hay en España, que se busquen otro partido. Fue en una entrevista concedida al programa “La Quinta Columna” de Radio Intercontinental de Madrid.
Si los votantes históricos “de derechas”,  al no encontrar  en el Partido Popular los planteamientos ideológicos y políticos propios de un partido “de derechas”, cambiaran su voto, el Partido Popular dejaría de ser inmediatamente una opción de gobierno. Pues no podemos olvidar que, una inmensa mayoría de votantes “de derechas” se da perfecta cuenta de que, entre la clase dirigente del partido hay demasiados oportunistas y socialdemócratas que no comparten los valores familiares y religiosos tradicionales. Y esto les obliga, a veces, a votar con la nariz tapada.
De todos modos, aunque no son todos los que están, ni están todos los que son, no creo que sea mucho pedir que los que están sean valientes y se olviden de una vez del “qué dirán” y dejen de guiarse por lo que es o no es políticamente correcto. Es imperdonable que se cometan ahora los mismos errores que en 1996 cuando llegaron por primera vez al Gobierno. Entonces era comprensible que se “pasara página” y se mantuviera a gente que había sido nombrada por Felipe González. Fue un grave error, pero disculpable por la bisoñez del Gobierno de Aznar. Hoy sería inconcebible que se cayera en el mismo error; y mucho más, si tenemos en cuenta lo que sucedió entonces por no cortar por lo sano desde un principio.
Aunque de aquella lo pagamos muy caro, algunos miembros del Gobierno de Mariano Rajoy, por lo que parece,  no aprendieron debidamente la lección. Y están cometiendo errores muy similares. Para que no digan que son sectarios y les tengan por progres eligen para secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación a Carmen Vela Olmo, una miembro destacada de la Plataforma de Apoyo a Zapatero y que en estas últimas elecciones participó muy activamente en la campaña del candidato Alfredo Pérez Rubalcaba. Una señora  que aplaudió a rabiar los insultos vertidos por el cineasta José Luis Cuerda contra el Partido Popular, sobre todo cuando soltó esta frase: ”para que no vuelva el PP que es la turba mentirosa que piensa desde su imbecilidad que todos somos más imbéciles que ellos”.
Fue la propia Carmen Vela la que escribió y leyó en febrero de 2008 aquel famoso manifiesto de los artistas de la ceja, titulado Defender la alegría, en el que se mostraban plenamente rendidos  a Zapatero. Su sectarismo ideológico es de tal calibre, que no se conformó con apoyar la nueva ley del aborto aprobada por la administración socialista. Firmó además el “contramanifiesto” famoso, escrito para  censurar el llamado “Manifiesto de Madrid”, subscrito por un buen número de catedráticos, académicos e investigadores de renombre, oponiéndose a la nueva ley del aborto. En dicho “contramanifiesto” se defendía la solemne patochada de Bibiana Aido, afirmando que no se pueden usar criterios científicos para considerar “humano” a un no nacido.
El bagaje profesional de Carmen Vela Olmo es muy limitado. Es licenciada en Química y graduada en Bioquímica por la Universidad Complutense. Jamás ha estado al frente de ningún proyecto importante de investigación, ni ha gestionado nada  dentro de la Administración. Casi su único aval se reduce a la presidencia, entre 2007 y 2010, de la Asociación de Mujeres  Investigadoras y Tecnólogas, una de esas asociaciones prácticamente feministas, puestas de moda en la era Zapatero. Que Luis de Guindos haya elegido a esta mujer para ocupar el importante cargo de secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, a pesar de su bajo perfil profesional,  sorprendió enormemente a la misma comunidad científica.
Con este nombramiento, se cubre de gloria nuestro flamante ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos. Si conocía de antemano la vida, las obras y los milagros de Carmen Vela y, a pesar de todo, la nombra secretaria de Estado, habría cometido una enorme torpeza política. Sería tanto como menospreciar a las personas del Partido Popular o independientes que, sin lugar a dudas, tienen una preparación científica incomparablemente mejor que la agraciada. Todo un error mayúsculo del ministro, ya que daría a entender que le importan un pito los principios y las manifiestas referencias ideológicas, enviando así  un mensaje  demoledor a los militantes del Partido Popular e incluso a todos sus votantes.
Si Carmen Vela era una perfecta desconocida para Luis de Guindos y alguien le aconsejó tan sorprendente nombramiento, está ya tardando demasiado en cesarla fulminantemente, si es que ella no tiene la gallardía de dimitir. Es cierto que, como dice la recién nombrada secretaria de Estado, “la ciencia no tiene color político”. Pero no es menos cierto que Carmen Vela sí tiene color político, y  muy definido por cierto. Mantener el nombramiento de esta mujer sería tanto como mantener a sabiendas un topo peligroso del PSOE en la estructura del Gobierno del Partido popular. Ya harán bastante daño, de manera inevitable, los topos o submarinos ocultos que pueda haber entre los propios funcionarios.
No es solamente este el posible desliz del ministro de Economía y Competitividad a la hora de seleccionar sus directos colaboradores. Parece que a Luis de Guindos le van las personas alejadas ideológicamente del ideario del Partido Popular. A la sonada elección de una miembro destacada del clan de la ceja, hay que agregar también el nombramiento de Concha Martín como directora de Comunicación de su ministerio. Hay que recordar que Concha Martín es una histórica de El País, un diario abiertamente socialista, desde donde ponía a caldo a los responsables de Economía del Gobierno de Aznar, entre los que estaba el propio Luis de Guindos como Secretario de Estado y número dos de Rodrigo Rato.
Demasiadas casualidades. Quizás Luis de Guindos, con estos nombramientos,  se haga acreedor del título de progre del año y que los socialistas no le tilden de sectario y mucho menos de facha o fascista. Pero habrá hecho un flaco favor  al Partido popular y a sus votantes. Menos mal que no se ha completado la fiesta manteniendo a Juan Antonio González, el famoso JAG del caso Malaya y del caso Gürtel,  en un puesto de responsabilidad dentro del ministerio de Interior. El famoso súper policía de Rubalcaba y jefe de la Policía Judicial, sí que trató de acercarse al Partido Popular, pero afortunadamente, por lo que parece, en dicho mnisterio soplan otros vientos muy diferentes.
Gijón, 11 de enero de 2012
José Luis Valladares Fernández Criterio Liberal. Diario de opinión Libre
 
Copyright © 2013 LA VOZ PORTADA
Powered byBlogger