El Caparazón
Aunque no coincido, obviamente, en el carácter inequívoco de la relación
entre depresiones, síndromes sociales, suicidio y TIC, sí me ha resultado
interesante conocer algunos de los trastornos que desde la psicología clínica se
asocian a los nuevos medios.
Así, aunque creo que puede verse también en positivo, en cuanto a las
posibilidades de socialización alternativa que entraña la tecnología, se habla
del Factor de Asperger como elemento de predisposición a la Depresión. Frecuente
entre gente dedicada a la programación (se ha llegado a denominar al trastorno
Asperger el “síndrome geek”), se trata de un desorden en el espectro autista en
el que se experimentan serias dificultades con las interacciones sociales
básicas, especialmente en cuanto a comunicación, empatía, auto-cuidado e
interpretaciones literales. Por el contrario, las cosas que implican reglas,
sistemas, leyes se hacen a la perfección.
No voy a profundizar en ello pero recuerdo siempre cuando se acude a los
tópicos del informático aislado que hay que ser cuidadoso con la expresión
“aislamiento social”. La colaboración, el crowdsourcing, la inteligencia
colectiva, la interacción con otras personas, al fin y al cabo, está en la base
de que los miles de creadores distribuidos en el mundo de Linux estén creando un
sistema operativo cada vez mejor. En ningún caso cometeré la imprudencia de
considerar que el café que yo tomo con un amigo/a constituya una interacción más
trascendente. De nuevo, debemos ampliar el concepto de lo que entendemos por
relación social.
Creo que se trata de un mito fundado en una mirada estrecha de lo que
significa o no relación social. Pocos informáticos trabajan en solitario,
siempre en colaboración.
Si algo sí me provoca precauciones, además, es todo lo contrario. ¿Sabemos ya
estar solos? Hace ya tiempo que escribíamos cómo los dispositivos móviles están
significando en gran medida “El
fin de la soledad” y con ella de la reflexión, la introspección o
simplemente la tranquilidad que nos proporcionaban los tiempos de estímulos
sociales ausentes. Veremos en otra entrada como quizás deberíamos añadir a las
competencias fundamentales para la sociedad digital eso mismo, la educación de
una soledad que también, en adecuadas dosis, puede resultar tremendamente
productiva.
Continuando con las TIC y la psicopatología ahora, mucho más interesante y
certera me parecía la idea que plantea un investigador, el Dr Kolmes, al hablar
del “Síndrome del pato de Stanford”. En este caso se trata de la presión que
sienten los estudiantes por hacer las cosas bien: todos tienen la ilusión de
estar nadando elegantemente, sin darse cuenta de que lo que están haciendo bajo
una superficie aparentemente tranquila, es agitar las patas como locos, nos dice
la genial metáfora. Mantener a flote la identidad digital, tema básico para ser
relevante en los social media, como digo a menudo en charlas, requiere de una
actividad, a veces esfuerzo, constante.
Creo que, de forma similar a las consecuencias negativas de la
educación excesiva de la responsabilidad
en el sistema educativo Finlandés, el carácter siempre público de la
socialización en la cultura tecnológica, la experiencia de tener que mantener
constantemente una imagen pública adecuada, nos conducen a la aparición de
múltiples miedos. Aparecer vulnerables, fracasar en público, son escenarios que
elevan nuestros niveles de estrés hasta grados intolerables.
Añadiría al tema la facilidad con la que se producen los linchamientos o las
burlas online. Aunque se trata de un entorno que puede proporcionar una
experiencia más cómoda y segura de interacción inicial, a largo plazo la mayor
desinhibición y autenticidad que se manifiesta en redes sociales, blogs, chats,
etc. puede resultar en experiencias sociales mucho más encarnizadas. En ese caso
y de nuevo para personas con tendencia a la depresión, la ansiedad y el
aislamiento social previos, el tema puede ser fatal (se
cita a menudo al joven co-fundador de Diáspora, Ilya_Zhitomirskiy como
ejemplo de ello).
De nuevo las psicopatologías de la era digital harán necesaria la prevención
educativa. En este caso la tolerancia a la frustración, la asertividad frente a
las críticas, la capacidad, también, de aislarnos de ellas cuando sobrepasan
nuestros niveles de tolerancia serán competencias y destrezas tecnológicas
fundamentales. No son pocas las celebrities a las que vendría bien el “coaching”
en este sentido….
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