SENTENCIA GARZÓN; "LA VERDAD NO PUEDE ALCANZARSE A CUALQUIER
PRECIO".
Rafael del Barco Carreras
Barcelona 10-02-2012. Me
extrañó y extraña que la “democrática” izquierda apostara por el “todo vale”. Le
convencieron las fosas de los que llaman “suyos” sin contar que también eran de
los suyos los que sufrieron cárceles por continuar los métodos de la Justicia de
la eterna dictadura española. El uso y abuso del Poder Judicial.
Pero si
los progres me defraudan, los juristas ¡el fiscal! defendiendo a Garzón me
preocupan. Estamos donde siempre, los 80 que tanto padecí, el franquismo vivido,
y si oficialmente no se tortura, con los mismos argumentos que justifican a
Garzón podríamos volver a la bañera, el potro, la bolsa de plástico, que él
ocultó más que investigó. Hay quien cree que se resolverían los casos de
cadáveres desaparecidos o niños perdidos. Puede que sí, pero también que por ese
camino murieron demasiados que después resultaron inocentes.
Cuando se
atribuyó el sangrante caso de las fosas, tras el número Pinochet, me dije que
había dado con la cortina de humo perfecta. Evidentemente la justicia normal, la
de cada jurisdicción, debía haber admitido las denuncias de las decenas de miles
de desaparecidos durante la Guerra del 36, lo que ya de por sí demuestra que la
Justicia Española seguía anclada en la Dictadura franquista. El Juez estrella
Garzón con demasiados casos que olían muy mal, archivados, mal instruidos, y
siempre con abundante dinero o droga de por medio, había dado con su escudo
perfecto. De “Botín” y “Polanco” hay varios.
Por desgracia es en las
cárceles donde siempre se ha sufrido a los jueces estrella con pinta de macho
alfa de la manada y abuso de restaurantes de cinco tenedores. Donde se recogen
los primeros indicios de sus características, fruto siempre de la especial
Democracia y Prensa que padecemos. Narcos que cualquier “intima convicción” más
las “pruebas” hubieran condenado a veinte años, salían ante el estupor de tanto
desgraciado en prisión.
A su favor añadiré que sus especiales actuaciones
no tenían el descaro de las de mi ex abogado y después juez Luis Pascual
Estevill. Pero que Garzón era corrupto se decía desde hace años en el silenciado
mundo carcelario. Para cuando inició el Caso Pretoria no me cabía duda que sería
sesgado, que el “dinero negro” de la Caixa de Catalunya de Narcís Serra no se
investigaría.
Dice la sentencia; “La
verdad no puede alcanzarse a cualquier precio”, porque a cualquier precio
solo se alcanza la Dictadura, la injusticia. “Conduce a la desaparición de controles efectivos
sobre el ejercicio de poder”, y de sobras es sabido que el Poder ejercido
sin control degenera en puro fascismo. “Admitiendo prácticas que en los tiempos actuales solo
se encuentran en los regímenes totalitarios en los que todo es válido para
obtener la información que interesa”.
Una sentencia digna del
Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, y para mí inédita en España. Yo no
celebraré con champán la sentencia, como dice la hija de Garzón que harán sus
enemigos. Mi “enemigo” es el Régimen, no Garzón, una de sus tantas podredumbres.
Pero si tras la condena de Pascual Estevill, sentí que algo cambiaba en este
País, hoy quiero creer que mi vida desde los 80 hubiera sido totalmente
diferente de no encontrarme enfrentado, no ya contra la Dictadura, sino contra
la total Gran Corrupción.
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