Excmo. Sr.
Al inicio de su mandato recibió a los representantes de esta asociación profesional en su despacho. Habíamos oído hablar de su capacidad para escuchar, para empatizar con los problemas de los demás. La verdad, la reunión nos sorprendió gratamente. Se mostró receptivo ante los problemas que le planteamos, reconoció muchas de las injusticias que le denunciábamos y nos mostró su firme voluntad por solucionarlas. Y le creímos.
A día de la fecha se han puesto en marcha algunos grupos de trabajo pero hemos visto pocos avances, por no decir ninguno, mientras que vemos como nuestros hermanos de la Policía siguen progresando; han reducido los puestos de libre designación, han mejorado los criterios para la concesión de recompensas y distinciones, han aprobado una nueva norma que regula los permisos de los representantes en el Consejo, etc, etc. Es difícil reprimir la envidia.
Recordará que, entre otros muchos, le planteamos un problema relativo al número de Comandantes. Todos los años se vienen desperdiciando una media de 50 vacantes de este empleo porque están asignadas a una escala sobredimensionada que no tiene suficiente personal para cubrirlas. Usted mismo, Sr. Director, hace unos días firmó una resolución en la que quedaban desiertas casi 60 vacantes de comandante por falta de peticionarios situación provocada por la falta de comandantes, ya que como hemos descrito se están desperdiciando una media de 50 puestos pese a estar presupuestados.
Al margen del perjuicio que esta situación ocasiona para el servicio, pues hay comandancias en las que no hay ni un solo comandante ni teniente coronel (que hace que deban ser comisionados desde otras unidades con la correspondiente indemnización de dietas), lo descrito podría ser considerado un problema de gestión, más bien de ineficacia en la gestión. Sin embargo, tengo que reconocerle, Sr. Director, y no puedo evitar decirlo, que hoy se me han revuelto las tripas porque la situación llega más lejos.
Hoy pretendía hacer un análisis de las previsiones de ascenso al empleo de Comandante correspondientes al primer semestre de 2012. He visto que, nuevamente, tras toda una vida dedicada a la Guardia Civil, un compañero pasa a la situación de reserva y no asciende a comandante por solo 19 días. Sí, le correspondía ascender el día 23 pero pasa a la reserva 19 días antes. Otro viejo capitán se ve en la misma situación por casi dos meses. En ese momento me ha venido a la mente el recuerdo de otro gran amigo que estos días “descansa” en un hospital y que tras cuarenta años de servicio no ascendió a Comandante porque pasó a la situación de reserva 11 días antes de la fecha en que le habría correspondido ascender. Y todo eso ocurre mientras que se están desperdiciando 50 vacantes de ese empleo, situación que hemos reiterado hasta la saciedad.
¿Cómo puede ser tan ingrata una Institución a la que una persona dedica toda su vida? La verdad que yo no encuentro la respuesta, ni Dios ha querido dármela a día de hoy.
Le pido disculpas por redactar esta carta abierta pero no tendría sentido que le hubiese enviado otra carta ordinaria, una más. Ya conoce el problema Sr. Director, lo conoce, y mucho más todos aquellos mandos que le rodean. Puede que algún día digan que fueron ellos los que querían solucionarlo pero que usted les paraba los pies. No en vano a la intermediación de estos mandos debemos agradecer que usted nos haya recibido ¿no?
Para estos compañeros ya no hay solución salvo que lo remediara una Ley de Personal “justa”... se me ha escapado una sonrisa, a veces hasta yo mismo me doy cuenta de mi ingenuidad.
Seguramente esta carta no valdrá para nada, como la mayoría de las que cursamos pero por lo menos tendré la conciencia tranquila de haber agotado hasta el último recurso a mi alcance y de la Unión de Oficiales (UO) a la que pertenezco para conseguir una Guardia Civil más justa y menos ingrata con los que por completo han dedicado su vida a esta Institución y a defender la seguridad y los derechos de los demás
Al inicio de su mandato recibió a los representantes de esta asociación profesional en su despacho. Habíamos oído hablar de su capacidad para escuchar, para empatizar con los problemas de los demás. La verdad, la reunión nos sorprendió gratamente. Se mostró receptivo ante los problemas que le planteamos, reconoció muchas de las injusticias que le denunciábamos y nos mostró su firme voluntad por solucionarlas. Y le creímos.
A día de la fecha se han puesto en marcha algunos grupos de trabajo pero hemos visto pocos avances, por no decir ninguno, mientras que vemos como nuestros hermanos de la Policía siguen progresando; han reducido los puestos de libre designación, han mejorado los criterios para la concesión de recompensas y distinciones, han aprobado una nueva norma que regula los permisos de los representantes en el Consejo, etc, etc. Es difícil reprimir la envidia.
Recordará que, entre otros muchos, le planteamos un problema relativo al número de Comandantes. Todos los años se vienen desperdiciando una media de 50 vacantes de este empleo porque están asignadas a una escala sobredimensionada que no tiene suficiente personal para cubrirlas. Usted mismo, Sr. Director, hace unos días firmó una resolución en la que quedaban desiertas casi 60 vacantes de comandante por falta de peticionarios situación provocada por la falta de comandantes, ya que como hemos descrito se están desperdiciando una media de 50 puestos pese a estar presupuestados.
Al margen del perjuicio que esta situación ocasiona para el servicio, pues hay comandancias en las que no hay ni un solo comandante ni teniente coronel (que hace que deban ser comisionados desde otras unidades con la correspondiente indemnización de dietas), lo descrito podría ser considerado un problema de gestión, más bien de ineficacia en la gestión. Sin embargo, tengo que reconocerle, Sr. Director, y no puedo evitar decirlo, que hoy se me han revuelto las tripas porque la situación llega más lejos.
Hoy pretendía hacer un análisis de las previsiones de ascenso al empleo de Comandante correspondientes al primer semestre de 2012. He visto que, nuevamente, tras toda una vida dedicada a la Guardia Civil, un compañero pasa a la situación de reserva y no asciende a comandante por solo 19 días. Sí, le correspondía ascender el día 23 pero pasa a la reserva 19 días antes. Otro viejo capitán se ve en la misma situación por casi dos meses. En ese momento me ha venido a la mente el recuerdo de otro gran amigo que estos días “descansa” en un hospital y que tras cuarenta años de servicio no ascendió a Comandante porque pasó a la situación de reserva 11 días antes de la fecha en que le habría correspondido ascender. Y todo eso ocurre mientras que se están desperdiciando 50 vacantes de ese empleo, situación que hemos reiterado hasta la saciedad.
¿Cómo puede ser tan ingrata una Institución a la que una persona dedica toda su vida? La verdad que yo no encuentro la respuesta, ni Dios ha querido dármela a día de hoy.
Le pido disculpas por redactar esta carta abierta pero no tendría sentido que le hubiese enviado otra carta ordinaria, una más. Ya conoce el problema Sr. Director, lo conoce, y mucho más todos aquellos mandos que le rodean. Puede que algún día digan que fueron ellos los que querían solucionarlo pero que usted les paraba los pies. No en vano a la intermediación de estos mandos debemos agradecer que usted nos haya recibido ¿no?
Para estos compañeros ya no hay solución salvo que lo remediara una Ley de Personal “justa”... se me ha escapado una sonrisa, a veces hasta yo mismo me doy cuenta de mi ingenuidad.
Seguramente esta carta no valdrá para nada, como la mayoría de las que cursamos pero por lo menos tendré la conciencia tranquila de haber agotado hasta el último recurso a mi alcance y de la Unión de Oficiales (UO) a la que pertenezco para conseguir una Guardia Civil más justa y menos ingrata con los que por completo han dedicado su vida a esta Institución y a defender la seguridad y los derechos de los demás
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