11M, trece años después
No es fácil
escribir del 11M discrepando de la verdad judicial que dictó la sentencia, sin
por ello acercarse a la irracional teoría de la conspiración elaborada por
algunos medios en la que implicaban a dirigentes del PSOE, miembros de la
Policía Nacional afines al PSOE, el CNI y ETA, en una rocambolesca y
descabellada historia que contó con el aliento de quienes estuvieron en cargos
de responsabilidad política mientras se gestaba y cometía el atentado (Aznar,
Rajoy, Acebes, Mayor Oreja, Astarloa, Zaplana, Trillo, Teresa
Jiménez-Becerril…) que dieron pábulo a ese cúmulo de mentiras, a la vez que
otras dirigentes (Esperanza Aguirre) subvencionaban generosamente a los medios
que acusaban a policías, socialistas, ETA y servicios secretos de ser autores,
cómplices y encubridores de los crímenes. Tengo el honor de haber sido citado
en varias ocasiones en sus aquelarres por el predicador radiofónico como
miembro de esa conjura de conspiradores, traidores y asesinos, pero la
justicia, con 40 horas de grabaciones aportadas, consideró que llamar a alguien
cómplice de los asesinos era libertad de expresión.
Tengo el honor
de haber sido citado en varias ocasiones en sus aquelarres por el predicador
radiofónico como miembro de esa conjura de conspiradores, traidores y asesinos.
Siempre tuve mi
propia teoría alternativa sobre el asunto. Nada que ver con la conspiración
antes citada, que ha servido como herramienta política y con la que algunos han
vendido libros y hecho mucho dinero, sino que consideré, por la información que
me llegaba y que sigue vigente hoy en día, que aquello podía ser un atentado de
falsa bandera, donde nada era lo que parecía y que España estaba pagando
algunos errores de política internacional cometidos en el pasado.
Esta teoría propia
la he comentado con algún afamado periodista que escribió un libro sobre ese
aciago día, quien con algunos datos distintos a los míos la consideraba
consistente y con otros periodistas de Interior; también con varios
responsables políticos de la fecha del atentado, de entre los cuales me hizo
pensar uno que tenía responsabilidad en Interior antes, durante y hasta semanas
después del 11M, que se sumó a la miserable teoría de la conspiración para
cometer los atentados de miembros del PSOE, policías socialistas, ETA y CNI,
que insinuaba conexiones ajenas a Al Qaeda y fiel seguidor de la doctrina Aznar
(“los que idearon el 11M no están ni en desiertos remotos ni en montañas
lejanas”), quien en una comida a solas que celebramos años después,
ante la exposición de mis razonamientos guardó un espeso y largo silencio que
rompió respondiendo con otra pregunta: Y si las cosas fuesen como tú dices ¿qué
crees que podría hacer el gobierno, declarar la guerra a dos países vecinos?
UN ATENTADO DISTINTO, CON CABOS SUELTOS.
Del atentado y las
circunstancias geopolíticas que concurrían en esa fecha, así como de las luces
y sombras del mismo podría escribirse un libro. Empezando por el grupo que lo
reivindicó y su poca credibilidad (no está reconocido como parte de Al Qaeda,
ha llegado a reivindicar daños ocasionados por terremotos y no hubo más
reivindicación que esa), pasando por el terrorista que se señala como jefe
operativo del comando, conocido como “El Chino” o “Mowgli” (Ahmad Ahmidan,
muerto en Leganés), expulsado desde el CIE de Madrid a Marruecos poco más de un
año antes del atentado no siendo reconocido como ciudadano marroquí por lo que
permaneció en España (existían pruebas documentales irrefutables respecto a su
nacionalidad y su nacimiento, en Tetuán, en 1970, estando identificado por haber
usado en España el nombre falso de Said Tlidni).
Declaraciones
contradictorias sobre las que existen muchas dudas hasta de que las testigos
pudiesen viajar en los trenes o al menos en el vagón donde dicen reconocer a
Zougam el día del atentado.
La ausencia de
pruebas contra Zougam, que permaneció en su casa hasta ser detenido mientras
todos los demás implicados en el atentado huían, y que más allá de noticias de
prensa que lo inculpaban, los datos publicados nunca fueron ratificados con
pruebas en el sumario, donde no aparece ni esa prueba material del teléfono que
señalaron algunos medios (que vendió la tarjeta está acreditado pero eso no es
una prueba porque vendía muchas tarjetas en su negocio a cualquier persona), ni
sus huellas estaban en vehículo o vivienda donde se prepararon explosivos (como
también señalaron algunos medios de comunicación), y lo único que lo incrimina
son las declaraciones de dos mujeres inmigrantes que después de hacerlo
comenzaron a percibir ayuda económica del Estado, declaraciones contradictorias
sobre las que existen muchas dudas hasta de que las testigos pudiesen viajar en
los trenes o al menos en el vagón donde dicen reconocer a Zougam el día del
atentado, así como la mochila de Vallecas, sin cadena de custodia conocida, la
única con metralla en forma de clavos y tornillos y un cable desconectado al
teléfono es otro elemento que merecería atención.
Que fue un
atentado de inspiración yihadista, o simulando que lo era, y que no hubo ningún
actor español que colaborase en ello sabiendo lo que iba a ocurrir no me cabe
duda. Que consiguieron muchos explosivos, con mucha facilidad, y una capacidad
técnica para la detonación con teléfonos móviles como han hecho muy pocas
veces, antes y después del 11M, terroristas de Al Qaeda, es evidente. Que en el
teléfono de la mochila de Vallecas uno de los cables estaba desconectado ésta
acreditado. Soy amigo del TEDAX Pedro que le hizo la radiografía y trasladó la
mochila a un descampado y además tenía estrecha relación con otros TEDAX que
desde el día del atentado, a temprana hora de la tarde, ya aseguraban que no
era un atentado de ETA (Juan Domínguez, coordinador del TEDAX en mi sindicato,
q.e.p.d.). La tarde del atentado estuve en COPE, con José Apezarena, Cayetano
González (exresponsable de comunicación de Interior con Mayor Oreja) y algún
otro contertulio, y mientras en antena dije que había que creer al ministro del
Interior y no elaborar teorías de uno u otro carácter por interés político, en
las desconexiones informé a los antes citados y a Juan Baño (jefe de Interior
en COPE) que según mis noticias el atentado no era obra de ETA y todos los
indicios apuntaban a terrorismo islamista.
Por los datos que
he ido conociendo en aquellos días y en años posteriores creo que sobre ese
atentado hay algunos extremos que aclarar, y que para hacerlo habría que
empezar por saber qué hicieron los servicios secretos de Francia y Marruecos
(entonces trabajaban muy unidos aunque años después tuvieron fuertes
enfrentamientos), porque en las semanas anteriores su silencio en las
relaciones con los servicios secretos y de información de España fue muy
sonora. Y de paso, que la CIA diga si supo algo o no de lo que se estaba
preparando, o la razón por la que un avión suyo partió esa misma tarde desde
territorio español hacia Irak. Que no debamos esperar cincuenta años para que
se desclasifiquen documentos secretos de uno u otro país y entonces, ya con la
distancia y el sedante del tiempo, se conozcan detalles del atentado que hoy
permanecen ocultos.
Habría que
empezar por saber qué hicieron los servicios secretos de Francia y Marruecos
(entonces trabajaban muy unidos aunque años después tuvieron fuertes
enfrentamientos), porque en las semanas anteriores su silencio en las
relaciones con los servicios secretos y de información de España fue muy
sonora.
POLÍTICA INTERNACIONAL Y TERRORISMO.
El Gobierno de
Francia estaba muy molesto con España, con su Gobierno, porque habían pasado de
ser el principal interlocutor de Estados Unidos en la Unión Europea y en
asuntos de conflictos armados internacionales, a verse desplazados a un papel
secundario por la posición de Aznar y su apoyo a Estados Unidos en la famosa
reunión de las Azores, la declaración de guerra y posterior invasión de Irak.
Francia no apoyó esa declaración de guerra y cuestionó la existencia de armas
de destrucción masiva en Irak, extremo que se confirmó unos años después, tras
cientos de miles de muertos, un Estado destruido y un rebrote del terrorismo
más radical que hoy se ha extendido y provocado guerras en otros varios países
(Siria y Libia, además de la guerra de baja intensiva existente en la propia
Irak y en Afganistán). Francia, sus políticos, se sintieron desplazados de su
lugar preferente en Europa en sus relaciones con Estados Unidos, heridos en su
orgullo, y en relaciones internacionales a veces se devuelven con omisiones o
ausencias en la colaboración de cualquier tipo entre ambos gobiernos este tipo
de desencuentros.
El Gobierno de
Francia estaba muy molesto con España, con su Gobierno, porque habían pasado de
ser el principal interlocutor de Estados Unidos en la Unión Europea a
verse desplazados a un papel secundario por la posición de Aznar y su apoyo a
Estados Unidos.
Marruecos se
sintió humillado por el asalto a la isla de Perejil más por la forma de
explicarlo España que por la ejecución, aunque también fue un acto de guerra
cuando en la isla había unos pocos soldados (6), desarmados (o con carabinas
inservibles), y con una patrullera de la Guardia Civil habría bastado para
desalojarlos sin necesidad de organizar aquello de “al alba y con
viento duro de levante…”, enviando a 26 soldados de unidades
especiales en varios helicópteros y después a la Legión. Una interpretación
peliculera para mayor gloria del entonces ministro Federico Trillo que fue
interpretada en clave de humillación por las autoridades marroquíes.
No, no están
claros algunos hechos ocurridos con motivo del 11M pero sí está claro que ni el
PSOE, ni ETA, ni servicios secretos, ni policías españoles tuvieron nada que
ver con la elaboración, comisión y ocultamiento de los autores del múltiple
crimen. Si algún día se investiga de nuevo ese brutal atentado deberá hacerse
con el rigor que merece un acontecimiento que cambió el rumbo político de un
país y que con ello restableció en Europa, en cuanto a equilibrios de poder, la
situación previa a la alianza España-Estados Unidos para invadir Irak,
recobrando Francia el rol tradicional que por su potencia económica y militar
le corresponde.
192 víctimas
civiles en el atentado, 1.400 heridos, el GEO Torronteras en el asalto al piso
de Leganés (cuyo cadáver fue profanado), miles de heridos con secuelas y la
ciudadanía merecen que no se olvide lo que ocurrió. Memoria y justicia para las
víctimas.
José Manuel
Sánchez Fornet es Policia y ex Secretario General del SUP.
Portavoz del Observatorio contra la Corrupción.
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