ATENTADO EN BARCELONA
Rafael del Barco Carreras
Barcelona 19-8-2017. Anteayer el atentado me dejó tan perplejo que me
negué a escribir. Me refugié en casa. El ordenador sustituiría mi afición un
tanto periodística de hace apenas un par de años. Tampoco hubiera
fotografiado más allá que el estupor y la tristeza del ambiente. Que las
Ramblas son mi paseo preferido se repite en mi blog. De la Ramblas al
Puerto, o desde la Plaza Cataluña donde por los 50-60 se inicia mi vida
laboral.
Me impresiona que unos salvajes fanatizados puedan acabar con mi vida o la de
tantos íntimos y amigos que de continuo gozan de la vieja y hermosa Ciudad.
Continuas llamadas interesándose por mí y por los míos. No nos hallamos por la
zona pero el corte de algunos servicios públicos nos afectó. Un obligado
recuerdo a las víctimas de la inhumana salvajada.
Es una absurda sinrazón decir que me extrañaba no sucediera algo similar.
Demasiado fácil, y de tanto impacto, por la masiva presencia turística y
vacacional, que lo tenían en bandeja de plata. Igual que en Paris, Berlín,
Niza, Londres, ect. víctimas y estruendo mediático asegurado.
Pero como residente y de corazón barcelonés, nací en Manresa, afirmaría
demasiados posibles terroristas instalados muy cómodos entre nosotros. Me
niego a citar procedencias, por la 'xenofobia' de la que me acusaron sin
razón alguna. Ante nuestros ojos, sin disimulo, miles de 'negocios
tapadera' para fines mafiosos o terroristas. En Cataluña saltan a la vista
con todo descaro infinidad de conocidos pisos 'okupados' y
'patera', barrios enteros, y no solo por 'ilegales' sino con identidades
falsas, y en el propio centro barcelonés. En el Raval y Example. Nadie sabe, o
no se informa, de los cientos de miles o ¿un millón? de ilegales vecinos.
Me pregunto si se controla, no ya si hay muchos o pocos extranjeros
sospechosos, que para decenas de humanitarias ONGs y organismos subvencionados,
son pocos y se anuncia capacidad de acogida, sino si nuestras varias
grandes policías controlan adecuadamente de qué viven y en que trabajan, ellos
y sus tapaderas, quién y dónde se adoctrinan, quién les alimenta, les
acogen y encaminan.
¿Quién ha fanatizado impunemente, y hasta con dinero y bienes públicos, a
esos muchachos de 17 a 24 años? Una labor de meses y años. No se trata
de bandas kosovares que viven de la pequeña estafa y del carterismo, anuladas
enésimas veces, sino grandes clanes donde desmantelar 15 o 20 individuos cada
seis meses representa el CHOCOLATE DEL LORO.
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