Violencia de género y denuncias falsas
Antes de empezar, decir una
vez más que estoy en contra de la violencia de género, pero si he de ser
sincero, aún estoy mucho más en contra de las denuncias falsas que ciertas
mujeres no dudan en poner en contra de sus parejas. No hay estadísticas, no
puede haberlas porque es muy difícil probar cuándo una denuncia por violencia
de género es falsa, pero estoy convencido de que si pudiéramos tener esas
estadísticas, las cifras serían más que preocupantes. Y gran parte de la culpa
la tienen ciertas leyes y ciertas subvenciones, además de alguna que otra
organización de supuesta bondad feminista.
Pero no basta con que se descubran algunas denuncias falsas por violencia de género
No basta porque cuando así
sucede, las consecuencias para la mujer son ridículas, si es que llegan a
tenerlas. Una denuncia falsa debería de
considerarse un delito muy grave (al menos tan grave como el supuesto delito
que se denuncia), y si quien la pone es alguien que tiene presunción
de veracidad, como ocurre con las mujeres cuando denuncian a sus parejas por
violencia de género, entonces las consecuencias todavía deberían ser mayores,
porque basta con la denuncia para que el hombre sea detenido y entre en
calabozo, sin más averiguaciones, y con todas las consecuencias morales y
económicas que eso tiene.
Recientemente, la
magistrada del Juzgado de lo Penal 1 de Vigo ha condenado a una mujer con una
multa de 2.000 euros por poner una denuncia falsa en contra de su expareja
(irrisorio, pero al menos ha quedado constancia de que se trataba de una
denuncia falsa).
La mujer lo acusaba de
insultarla y empujarla en un vestuario, involucrando a su hijo menor en la
denuncia.
Según la jueza, la mujer se
contradijo en varias ocasiones e incluso aportó un parte de lesiones «cuyo mecanismo
de producción se desconoce pero que no guarda relación con los hechos».
A diario nos intentan
sensibilizar con la violencia de género (que no digo que no sea un problema
grave), pero estas cosas (las denuncias falsas) parecen esconderlas debajo de la
alfombra y no se les da ni un mínimo de importancia. No sé lo que pensarán los
demás, pero a mí personalmente las denuncias falsas me generan tanta aversión
que hacen que no me sensibilice tanto como quizá debiera con la violencia
de género. Creo que deberían plantearse ser más equitativos a la hora de
informar, como también deberían cambiarse ciertas cosas de las leyes para que
las denuncias falsas se castigaran con mayor contundencia y no saliera tan
barato hacerlo.
Esta vez el hombre ha
tenido suerte (pero aun así tuvo que sufrir detención y entrada en calabozos)
porque había testigos que han sido de gran ayuda en el proceso y que han
desbaratado los detestables planes de la denunciante.
«Ante el maltratador,
tolerancia cero», me parece un buen eslogan siempre y cuando vaya parejo con la
misma tolerancia cero ante las denuncias falsas. Y bueno, creo que tampoco
habría que decir que solo los hombres maltratan; también existen las
maltratadoras* y los hombres también pueden ser víctimas de violencia de
género.
Ramón Cerdá
*Curiosidad: Hasta el
corrector del blog me da por buena la palabra «maltratador» pero me señala como
errónea la de «maltratadoras». Hasta aquí llegan las influencias de
determinadas campañas.
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