Voluntarios para trabajar sin cobrar
Cualquier pequeño
empresario se habrá visto en la situación, puntual o no, de que algún hijo suyo
le haya echado una mano en la tienda, o en el taller. Es algo (o era) muy
normal e incluso «saludable». Y digo saludable porque es una forma de que los
hijos aprendan el oficio o negocio de los padres y asuman lo que es tener
responsabilidades, cosa que hoy en día parece que se ha perdido. ¿Qué tiene eso
de malo? Quizá hace veinte años no tenía nada de malo, pero ahora, en esta
sociedad hipócrita en la que vivimos, hacer eso es poco menos que un crimen. Y
lo es por dos motivos muy distintos que que avanzan parejos. Hoy quería hablar
de los voluntarios.
Yo también quiero voluntarios para trabajar sin cobrar
Uno de los motivos por los
que es casi un sacrilegio que los hijos echen una mano a los padres en el
negocio familiar es porque eso se considera explotación infantil o juvenil.
Somos incapaces de verlo desde la lógica en que lo veían nuestros padres. Ahora
vivimos inmersos en la patología de lo políticamente correcto y los derechos
sin obligaciones; la misma patología social que pretende alargar la edad de
jubilación mientras muchos jóvenes están sin trabajo (y sin ganas de buscarlo).
Así que decirle a un chaval que venga a echarnos una mano el viernes por la
tarde porque se amontona el trabajo... Pues eso, que lo estamos explotando y
tal cosa no se puede consentir porque seguro que él tendrá mejores cosas que
hacer.
Pero hay otra cuestión que
no sé si es igual de mala o peor, y es la legislación, la maldita legislación
que crece sin mesura y que solo busca complicarnos la vida a todos. Como te
pillen una tarde con tu hijo en la empresa sin estar dado de alta en la
Seguridad Social, te montan una inquisición. ¿Es eso normal? Creo que en ese
aspecto (y en otros cientos) en lugar de avanzar, lo que hacemos es retroceder
y cada vez estamos en peor situación.
Dicho todo esto, a lo que
iba: No me gusta hablar de fútbol, pero un lector de este blog me ha enviado un
enlace a una noticia que me ha llamado mucho la atención. Es sobre los
voluntarios de los clubes de fútbol. O sea, que un pequeño empresario que tiene
una tienda de telas no puede tener a nadie sin asegurar (ni siquiera a su
hijo), pero los clubes de fútbol que manejan miles de millones, sí que pueden
tener voluntarios sin asegurar a los que «pagan» dejándoles ver el partido. ¿Es
tolerable eso?
He extraído alguna frase
del testimonio de uno de esos voluntarios. Voluntarios que yo ni siquiera sabía
que existían hasta hoy, aunque claro, de fútbol entiendo bien poco, por no
decir nada.
«Yo
personalmente, antes de que se abran las puertas en el partido ante el Real
Madrid el club nos comunica que las puertas estarán abiertas durante gran parte
de la primera mitad, y esa no es nuestra función. Nosotros estamos allí dos
horas antes de que empiece el partido, para quitar tapones de botellas y otros
objetos que puedan considerarse peligrosos en la entrada al estadio y una vez
empieza el partido pues esperar en las puertas diez minutos y luego ya pues
sentarnos donde queramos excepto en tribuna para ver el partido».
«Hacemos
digamos, parte del trabajo que deberían hacer los responsables de seguridad,
que no la hace imagino que por el hecho de ahorrar dinero el club».
«[…]
yo creo todos los clubes de primera tienen voluntariado. Nosotros somos
aquellos que vamos con una chaqueta azul, que nos sentamos en un rincón del
campo, en las escaleras. Pero al fin y al cabo estamos porque queremos,
aceptamos que no nos paguen por lo que hacemos porque a cambio vemos los
partidos de fútbol gratis, aceptando unas normas».
Yo alucino.
Ramón Cerdá
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