Me dije que a Baiguet, profesional del pujolismo desde su tierna infancia, le habría tocado ayer el papel de pesimista, hasta que leido su fulgurante cese rectifiqué el artículo que estaba escribiendo. No creí ni creo a Puigdemont capar de cesar de motu propio a cualquiera de la vieja guardia, o sea que o tiene el visto bueno de Artur Mas, o el partido tal como cuentan hoy se halla dividido y muy cabreado.
En realidad mi búsqueda de frases geniales ayer se supeditaba a la fianza de 3 millones de euros. Decía que otro de los cabreados del lunes Jordi junior debía jurar en hebreo cada hora de las pasadas en Soto del Real desde que el viernes la Audiencia Nacional dictó su libertad con fianza. Entiendo que él y la mayoría del Clan o familia tienen sus bienes embargados, y de golpe aflorar 3 millones de euros no resulta fácil, pero cada minuto en la cárcel cuando se sabe de dónde echar mano para una inmediata salida, es una tortura insuperable.
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