El pasado 20 de mayo de 2016, la Consellería de Medio Ambiente
lanzó una alerta sanitaria a nivel de seis municipios gallegos (incluido el
coruñés) para anunciar que debían adoptarse ciertas precauciones por la
presencia de niveles elevados de ozono troposférico. Esa alerta espectacular,
con evidente ánimo propagandístico, no se ha vuelto a repetir a pesar de que
siguen registrándose picos elevadísimos con cierta frecuencia.
El
ozono es un gas irritante, de color azul pálido, relativamente inestable a
temperatura ambiente y que presenta una gran tendencia a descomponerse siendo
un gran agente oxidante.
Aproximadamente un 90% del ozono presente en la atmósfera se encuentra en la estratosfera, formando la conocida “capa de ozono” que protege la superficie terrestre de las radiaciones ultravioletas solares.
Cuando
el ozono se forma en la baja troposfera, ozono troposférico, se considera un
contaminante que puede originar problemas en la salud, sobre todo en sectores
sensibles.
El
ozono es un contaminante secundario (no es emitido directamente por ninguna
fuente) que se origina por reacciones químicas de sus precursores, óxidos de
nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles principalmente, en las que juega un
importante papel la radiación solar, ya que las reacciones son de tipo
fotoquímico y precisan de altas temperaturas para que sean efectivas. Por ello,
la formación de ozono en la baja troposfera suele presentarse en días soleados
y calurosos.
Debido
al tiempo que se necesita para su formación, entre otros factores, los niveles
altos de ozono suelen aparecer en los alrededores de las ciudades, esto es, en
las zonas donde el viento ha transportado los precursores emitidos desde las
mismas.
La
contaminación por ozono causa serios problemas de salud, sobre todo en ciertos
grupos sensibles, provocando irritación en ojos, nariz y garganta. Así mismo,
diversos estudios han establecido relación entre la frecuencia de crisis de
asma con días en los que se han registrado niveles altos de ozono, pues provoca
una disminución de las funciones pulmonares.
Es de advertir que no se conocen los datos de la Estación de A Grela, que la Consellería AÚN NO HA INTEGRADO en el sistema de acceso público (como contrapartida por la licencia ambiental concedida a REPSOL Y ALCOA, lo que constituye un verdadero escándalo).
Cabe recordar, asimismo, que tampoco el Gobierno Municipal coruñés ha advertido a la población de este pico, a pesar de su gravedad.
Se trata de un problema de indolencia, por parte de la Xunta, y de incapacidad e ineptitud, por parte del Ayuntamiento coruñés.
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