Quién haya recibido una llamada telefónica iniciándose con que realizan una encuesta, seguro que se convierte en un incrédulo de las 'encuestas'. Los barómetros con engaño tras el monje, o fraile del tiempo. Si añadimos los multiples desaciertos, y las sospechas de manipulación de esas llamadas, inventándoselas o redireccionando por barrios o ambientes, la incredulidad obligada. Encuestadores y encuestados metidos en fantasías sin peligro alguno. Al igual cuando preguntan por la calle. Otro generalizado timo aunque inofensivo. A partir de hoy prohibidos los sondeos hasta el 21, una sandez que indica la escasa valoración de las disposiciones y leyes electorales en cuanto al criterio de los ciudadanos. Se ha de defender y proteger a sus simples cerebros de imágenes 'subversivas' o falsamente tendenciosas.
Cocinar, dicen los tertulianos, quitando y poniendo ganadores y líderes según sus postulados. Por sus opiniones se adivina a que partido pertenecen o qué medio les paga. Tan de Perogrullo que hasta parece infantil recordarlo, pero el colorido desplegando el arco parlamentario en las portadas y pantallas tiene su gracia. La guerra por el voto, o excitar al excéptico abstencionista, que por lo general ni las lee. Los 'indecisos' un perfil incatalogable, gran incógnita. Los del 'Ya su farán', o 'que hagan lo que quieran'.
Estoy que ante el triunfo de Arrimadas los fijos del independentismo, 2 millones, ni con gripe se quedarán en casa. Un subliminal aliciente tanta inclinación por Ciudadanos. Parece un grito de auxilio ¡cuidado que nos ganan!Y entre los devotos de la diosa Cataluña, luz del mundo, la duda de votar a Puigdemont, Junqueras, o la CUP, se mezcla el tactismo, o el rechazo a la corrupción, que diría poco influye. La propia existencia en política del patrocinado por los corruptos pujolistas indica que la corrupción no merma votos. La duda se multiplica en los llamados partidos 'constitucionalistas', en los 'comunes', o la 'abstención', donde la 'cocina' crea un pastel indigerible o indigestible. El todos contra todos, y en concreto contra Arrimadas, con encima la virginal virtud sobre la corrupción, crea sarpullidos. Lo de 'fascistas', argumento del pueril independentismo tribal, debería ayudar. Diría que la solidaridad independentista se acerca más al fascismo que la 'derecha' de Ciudadanos.
Tras las encuestas vendrán las escenas finales, o sea los 'hologramas' de Puigdemont embelesando a sus fieles como si fuera una aparición de ultratumba, o Junqueras desde la muy morbosa prisión. Victimismo en estado puro. Más 'teatro del absurdo'. Otra escena cumbre fuera la detención de Puigdemont, aunque a mi entender ni en estado de 'elevación' o 'flotación etérea' rodeado de una reluciente aureola o visible karma variaría el voto independentista. Malician que pudiera llegar por mar, al igual que los Reyes Magos. Digo yo una invasión que multiplicaría las 3.000 empresas que han huido de su 'paraíso'.
EL MUNDO
Ciudadanos reina en Barcelona
"Un análisis más pormenorizado de la encuesta, permite comprender que la posible victoria de Ciudadanos se explica, sobre todo, por su crecimiento sostenido en todo el territorio catalán.La candidatura de Arrimadas es la opción más respaldada en las provincias de Barcelona -donde obtiene 20 de sus 33 diputados- y Tarragona -donde se hace con entre cinco y seis-. El otrora cinturón rojo socialista quedará teñido de naranja, según Sigma Dos, que tampoco pronostica buenos resultados a Catalunya En Comú Podem. A pesar de que Colau gobierna en la capital catalana, la lista de Domènech sólo es quinta fuerza en la provincia barcelonesa.
En Lérida y Gerona, las demarcaciones más independentistas, la victoria sería para ERC, pero en ambos casos Ciudadanos conseguiría irrumpir como tercera fuerza más votada sólo por detrás de ERC y Junts per Catalunya."
Temiéndome lo peor, sumido en mis 'victimismos', o 'sentido trágico de la vida' tan propio de todos los habitantes mediterráneos, me temo que todo acabará en un pastel 'ingobernable', dicen. O peor con otra CUP disponiendo por visagra del Parlament, o los enmerdadores 'comunes' que ni comen ni dejan comer.
Sé de mesas multitudinarias celebrando estas fiestas que para no amargar se prometen desde hace días no hablar de política, pero intuyo que las represiones o contención actual se romperán pues unos y otros, casi todas las familias catalanas, conforman una olla a presión. Mesas en que de toda la vida se ha hablado catalán o castellano en perfecta armonía y alternándose según atávicos o inconscientes principios. Jamás ser del Barça o Español, incluso del Madrid, ha amargado un sano ambiente familiar. Algunos muy pocos, han variado acudir a una u otra mesa, bien nutrida por sabias madres y suegras, según comodidades ideológicas o pseudoreligiosas.
Yo me he prometido silencio absoluto, aunque presumo será imposible según quien gane. En bien de la paz y la excelente armonía familiar, aun siendo el patriarca o más viejo de la mesa, me morderé la lengua. Tan variada mesa en que una u otra opción se celebrará. La 'ingobernabilidad' me gustaría por permitir unas discusiones sin ganador hasta muy pasado 'reyes'; la Calle catalana se calma sin 'govern'.
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