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domingo, 7 de septiembre de 2025

El poder judicial, sometido y cómplice del poder político.


La actual presidenta del Consejo General del Poder Judicial ha optado por el más indecente de los olvidos: no reprender ni abrir expediente alguno a los jueces que se declaran en huelga pese a estarles expresamente prohibido. Una omisión que retrata a un órgano más preocupado por proteger a los suyos que por garantizar la legalidad y la independencia judicial.

Autor: José Carlos Piñeiro, Autor de la columna Tricornios en Democracia. Periodista Digital.

Justicia amordazada, y gran silencio ante las repetidas huelgas ilegales de los jueces.

El Consejo General del Poder Judicial calla. Calla ante huelgas ilegales de jueces. Calla ante el incumplimiento de las sentencias del Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos favorables a los guardias civiles democráticos. Calla ante la represión que, bajo el gobierno de Felipe González, llevó a miembros de la UMDVERDES a las prisiones militares y a los psiquiátricos. Ese silencio no es prudencia: es sumisión al poder políticoLa actual presidenta del Consejo General del Poder Judicial ha optado por el más indecente de los olvidos: no reprender ni abrir expediente alguno a los jueces que se declaran en huelga pese a estarles expresamente prohibido. Una omisión que retrata a un órgano más preocupado por proteger a los suyos que por garantizar la legalidad y la independencia judicial.

Huelgas ilegales: jueces por encima de la ley.

Los jueces, a los que la Constitución no reconoce derecho de huelga, han parado, han hecho presión y han usado la justicia como arma corporativa. Nadie les ha exigido responsabilidades. El CGPJ, que debería actuar, se ha convertido en su escudo. ¿Qué confianza puede tener el ciudadano en un poder que incumple sus propias reglas?

El silencio del Poder Judicial.

El Consejo General del Poder Judicial calla. Calla ante huelgas ilegales de jueces. Calla ante sentencias firmes del Constitucional y del TEDH a favor de los guardias civiles democráticos. Calla ante la represión que llevó a la cárcel y al psiquiátrico a los miembros de la UMDVERDES por orden del Ejecutivo de Felipe González.

Ese silencio no es neutral es sumisión.

El CGPJ no defiende la independencia judicial, se pliega al poder político. Hoy al PSOE, ayer al PP. Mañana al que mande. La Constitución, en su artículo 104, definió a la Guardia Civil como Fuerza de Seguridad del Estado, no como Fuerza Armada. Y sin embargo, se les castigó como a enemigos militares. Un poder judicial sometido no es justicia. Es obediencia disfrazada de toga. Es silencio que condena. Es complicidad.

El CGPJ no es un árbitro:

Es parte del juego. Con su silencio, legitima la injusticia. Con su inacción, protege a los poderosos. Con su pasividad, traiciona la independencia que debería defender. Los guardias civiles democráticos, castigados con cárcel y psiquiátricos, lo saben bien. Y la sociedad española debería recordarlo: un poder judicial sometido no es poder judicial. Es un instrumento político disfrazado de toga.

El Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos fueron claros:

Los guardias civiles democráticos -UMDVERDES- tenían razón. Se les vulneraron derechos.Especialmente el de su derecho a la libertad, España fue condenada por detenciones ilegales por el TEDH. Se les castigó por querer una Guardia Civil libre, leal a la Constitución y no al autoritarismo. Pero las sentencias siguen sin cumplirse. El Estado calla. El CGPJ calla. Y con cada día de retraso, se confirma que la justicia en España se dobla ante el poder político.

La represión olvidada, prisiones y psiquiátricos:

Durante el gobierno de Felipe González, guardias civiles de la UMDVERDES fueron encarcelados en prisiones militares. Otros fueron encerrados en psiquiátricos por orden del Ejecutivo. ¿Su delito? Defender la democracia dentro de la Guardia Civil.

Para terminar Ya. Mientras los guardias civiles democráticos ejercieron un derecho legal, el de asociación, y fueron castigados con expulsiones, prisiones e incluso internamientos psiquiátricos, los jueces protagonizan huelgas ilegales, expresamente prohibidas, y reciben comprensión, premios y privilegios. ¿Qué clase de Consejo General del Poder Judicial tenemos, que condena al débil y protege al fuerte? ¿Qué Estado de Derecho puede sostenerse sobre semejante doble vara de medir?

 

 
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