Preparado con más alharaca que acierto, el viaje de Artur Mas a Bruselas, teóricamente destinado a prestar altavoz a sus ansias de independencia para Cataluña, para una conferencia ante 200 personas entre políticos y funcionarios de tercera fila de la propia UE y un centenar de periodistas expectantes ante su desafío independentista con un escenario donde solamente estaban las banderas de la UE y catalana de fondo.
Esta reunión podría haber pasado prácticamente inadvertido en la arena europea, por coincidir con citas muy esperadas y de gran interés mediático como la visita de la canciller alemana Angela Merkel al Parlamento Europeo o la publicación del veredicto de la Comisión sobre las políticas económicas del Gobierno de Rajoy.
Para asegurarse al menos el eco en los medios españoles y no se produjeran preguntas comprometidas, el presidente convocó a la prensa, antes de que comiencen los actos que atiborran la agenda, en la delegación catalana ante la UE, un lujoso edificio de mil metros cuadrados y alquiler mensual astronómico en pleno corazón del barrio europeo.
Pera la noticia de esta reunión saltó cuando una periodista sueca Teresa Küchler que evidentemente no pudo controlar, le hizo la pregunta del millón que ningún periodista ni catalán ni del resto de España se había atrevido a hacerle hasta ahora: ¿Qué pensaba hacer si se demuestra que su estrategia es absolutamente imposible si como todo apunta que las puertas de la CE van a permanecer cerradas en caso de secesión?
Entonces Mas reculó por primera vez de su deriva y afirmó que iba a repensar su estrategia. ¿Cómo? preguntó la periodista,¿Llevando a Catalunya a una independencia sin la garantía de la tierra prometida donde las fronteras al norte y sur de la región iban a ser verdaderos muros para los ciudadanos y las empresas?
Entonces fue cuando la periodista le tachó de “deshonesto intelectual” adjetivo que muchos de nuestros conciudadanos habían pensado últimamente y no se habían atrevido a decírselo a pesar de tener muchos motivos para ello. Un día antes del inicio de la campaña electoral, Artur Mas fue por lana a Bruselas y volvió trasquilado a Barcelona.
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