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lunes, 25 de agosto de 2014

El desafío emocional del Líder

El desafío emocional del Líder
Somos seres emocionales pensantes, sin embargo muchas veces la emoción nubla nuestra razón, siendo la emoción la que comanda nuestro actuar ante una determinada situación, sin pasar antes por el filtro de la razón. Y comúnmente cuando esto sucede, solemos tener resultados no deseados e inclusive tener que llegar a recoger agua derramada.
Uno de los mayores desafíos de los Líderes es aprender a gerenciar sus emociones. El reto actual de las Organizaciones es ser dirigidas y conformadas por personas que posean destrezas emocionales para asumir el compromiso de construir empresas más humanas, y simultáneamente, hacer más productivo y satisfactorio el ambiente de trabajo.
¿Qué crees que pueda pasar si un Gerente llega al trabajo en la mañana molesto, lleno de rabia por algún percanse experimentado en el camino y descarga esa rabia en alguno de sus colaboradores?. Seguramente el Gerente se sentirá por un momento aliviado porque ya descargó su molestia -claro está sin tener una visión de las consecuencias- sin embargo el colaborador por su parte se puede sentir humillado, maltratado e irrespetado... cuando vemos este tipo de casos entendemos porque hoy en día muchas personas no se llevan bien con sus jefes, entendemos la fuga de talentos de las organizaciones y entendemos inclusive porque muchos de estos trabajadores toman represarias hasta legales como forma de venganza hacia este jefe y a la final la empresa pagando los platos rotos. De hecho sin irnos muy lejos, este ejemplo muchas veces también sucede en las familias, donde hay una descarga emocional injusta con los seres más amados y los que más nos aman.
En sí no existen emociones positivas o negativas, todas tienen un toque de luz y oscuridad dependiendo de la forma en que nosotros las gerenciemos. Gerenciar nuestras emociones no significa dejarlas de sentir, suprimirlas o esconderlas, eso sería dañino tanto emocional como físicamente. Gerenciar nuestras emociones implica ser asertivo y esto no es más que aplicar lo que decía el sabio filósofo Aristóteles: "Cualquiera puede ponerse furioso, eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta... eso no es fácil". Y esto no sólo aplica con la rabia sino con todas las emociones que nos caracterizan, porque una alegría también debe ser asertiva. La buena noticia es que con algo de práctica, constan cia y alineados a vivir en conciencia y no en automático, llegar a este nivel de asertividad es posible.
 
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