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Sucesiones y donaciones, de lo malo, lo peor. Visto para sentencia en Bruselas |
No me cansaré de repetirlo, de entre todos los impuestos que
tenemos que sufrir, sin duda el de sucesiones y donaciones es el más injusto de
todos. Un impuesto que, simplemente tendría que desaparecer de la faz de la
Tierra porque grava una y otra vez unos bienes que ya han pagado lo que tenían
que pagar. Algo parecido al IBI, pero mucho más exagerado y grave y que,
además, a menudo tiene consecuencias nefastas cuando lo que se heredan son
bienes y se tienen que malvender con la única finalidad de poder pagar unos
impuestos injustos.
Pero además de lo injusto que es per se el impuesto de
sucesiones y donaciones, todavía lo es mucho más si tenemos en cuenta que tiene
tratamientos muy dispares en según qué comunidad autónoma nos encontremos, y en
algunos casos, teniendo en cuenta dónde tienen la residencia, no solo el
causante, sino también sus herederos, hasta el punto de que hablando de una
misma herencia, dos hijos pueden recibir lo mismo y acabar pagando mucho más
uno que otro.
Sucesiones y donaciones, diferencias por lugar de residencia
Las diferencias de tributación ocasionadas por la residencia o
no del heredero son las que parecen haber causado más polémica en Bruselas y
las que se están persiguiendo.
Hay un precedente de este asunto en Alemania, donde el Tribunal
de Luxemburgo declaró contraria a la libre circulación de capitales la
normativa alemana del impuesto de sucesiones y donaciones. La legislación de
Alemania establecía una reducción de la base imponible de 2000 euros para el
heredero no residente, a la vez que la reducción ascendía a 500.000 euros si en
el momento del fallecimiento, causante o heredero tuvieran domicilio en
Alemania. El Tribunal consideró que esa normativa constituía una restricción a
la libre circulación de capitales.
Bajo mi punto de vista tendrían que ser más drásticos y
simplemente eliminar de una vez por todas el impuesto se sucesiones y
donaciones.
Ramón Cerdá