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sábado, 16 de junio de 2012

Cárceles, desahuciados y una sociedad demencial


Cárceles, desahuciados y una sociedad demencial


                        No creí yo llegar a ver tantas cosas y tan disparatadas en la sociedad (o lo que esto sea ya) donde vine a nacer y vivir, va ya para tres cuartos de siglo.

                        Conocí una cárcel “moderna” (edificada en la dictadura de Primo de Rivera) y alguna de sus dependencias, puesto que como “chico de recados y para todo”; en una droguería; frecuentemente era enviado a aquella “prisión provincial”, portando una gran bolsa o cartucho de papel, el que contenía diez kilos de bicarbonato sódico... y una vez identificado “el pedido”, los guardianes de la puerta principal, me dejaban entrar con “la mercancía”, que invariablemente entregaba en el almacén de la de la prisión.

                        Al principio no me daba cuenta, de aquello y cuando ya fui varias veces, me preguntaba a mí mismo (soy curioso desde muy niño)... ¿para qué querrán tanto bicarbonato en la prisión? Yo había visto a mi querido tío Juan José (muerto trágicamente al ser operado del estómago en el hospital de Sevilla, donde “servía” como soldado en uno de los numerosos acuartelamientos de entonces)... que éste, que padecía del estómago, a consecuencia (decía) de un terrible culatazo que un sargento le dio en el vientre, en los años en que fue combatiente en la guerra civil (“quinta del biberón”) y a la que fue llevado (a la fuerza) siendo más niño que hombre... yo lo veía desesperado e incluso a altas horas de la noche (si me despertaban sus quejidos)... buscar el bicarbonato, de forma desesperada, echar un poco en la palma de la mano, luego llevarlo a la boca y tragar agua desesperadamente, luego pasado el tiempo lograba mitigar aquellos “ardores” (decía que eran como fuego)  y entonces podía continuar, o en la cama o en la que fuese su faena... eran época durísimas y que solo los que las vimos, podríamos contar... pero el bicarbonato, era la medicina del pobre y servía para “muchas cosas”; incluso para ablandar “los duros garbanzos” que se comían... “cuando había dinero para comprarlos, que no era siempre”.

                        Por todo ello, presumo que aquellas cantidades “industriales” de bicarbonato que yo llevaba a la prisión, deberían servir para los garbanzos y puede que para muchos estómagos... “hechos bicarbonato”, de aquellos presos que se amontonaban en aquella prisión... “ya digo que moderna para su tiempo”.

                        El día que esto escribo, veo una terrible estampa, que se toma en los alrededores de Madrid y en la que ya van proliferando, colonias de nuevos acampados, en tiendas de campaña que ellos se proporcionan, o en chamizos o chabolas que estos nuevos parias se fabrican... son la mayoría de ellos, los desahuciados de sus viviendas, por el impago de las hipotecas y que sin piedad alguna... los bancos ejecutan y lo que ya es un drama más, producido por la avaricia y la irresponsabilidad de “hunos y otros y sálvese el que pueda”; pues a muchos de estos desgraciados, es que les metieron el dinero cuasi a la fuerza, le pintaron un porvenir muy halagüeño y luego la recesión actual, se lo ha vuelto negro... negrísimo, como ya es de sobras conocido.

                        Ese mismo día, también en España (Navarra) se inaugura una “gran cárcel”, que entre otras muchas comodidades, la han dotado con piscina climatizada, celdas de trece metros cuadrados, con toma de televisión, e incluso han comprado más de setecientos televisores con pantalla de plasma, para que los prisioneros puedan gozar de... “lo que muchos que o no trabajan por que no encuentran, o por que lo que les pagan ya, apenas les llega para lo más imprescindible... no pueden ni soñar con más”.

                        En último extremo, los televisores no van a ser instalados, si bien han sido comprados y están almacenados... y la piscina tampoco va a funcionar, por cuanto el mantenimiento de la misma, no es posible costearlo... por cuanto se dice, a los administradores políticos, les ha dado vergüenza (¿pero tendrán alguna?) el poner en marcha todas las instalaciones, de este nuevo “monstruo carcelario”, cuyo presupuesto horroriza, ya que... “una plaza carcelaria y resumiendo, ha costado lo que varias viviendas (o muchas) más o menos modestas y que de ser edificadas, hubiesen servido para alojar a estos acampados, que los sociedad “escupe” de su seno, puesto que al no producir nada... han de quedar a la intemperie como animales que dejo imaginar a quién esto lea”.

                        Y ya no digo más por hoy... salvo que a mi lado, tengo a mi querido perro “Aníbal” y mirándolo con tristeza, le digo lo siguiente... ¡¡Qué suerte tienes Aníbal, al menos tú tienes un amo, que te ha cuidado desde que te destetaron, te ha cuidado bien y lo seguirá haciendo mientras vivas... o incluso después de mi muerte, si es que yo muero antes que tú... mis hijos te seguirán cuidando, no te preocupes!! El perro al hablarle (suelo hablarle muy a menudo) me mira, mueve el rabo y sigue echado en el trozo de esterillo que le tengo al lado de mi escritorio... para que no esté en el duro suelo. Luego releo lo escrito y “lo pongo en lista de espera”, para publicarlo un día de estos, tan absurdos y tristes como tantos otros, pensando en una “suciedad” (¿sociedad?) que ha llegado a tener de todo, de todo y en cantidades enormes... “pero los amos no saben cuidar ni a sus perros”... y a la vista está.

Antonio García Fuentes(Escritor y filósofo)www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
 
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