El
diario El País ha sorprendido a propios y extraños con un vehemente ataque a los
policías que están investigando la corrupción en Cataluña y, más
específicamente, en Convergència i Unió. El ataque de El País sugiere, de manera
insidiosa, que detrás de estas investigaciones no habría tanto una voluntad de
perseguir el delito como una oscura maniobra política contra el clan
Pujol.
Sin
duda es posible intuir una maniobra política detrás de las acusaciones
judiciales contra los Pujol y la órbita económico-política de Convergència, pero
ello, en todo caso, no debería obstar para que las actividades de la oligarquía
nacionalista catalana tengan que responder ante la Justicia. ¿Qué le molesta al
diario El País en todo esto? La respuesta está probablemente en la singular
situación inmobiliaria del propio periódico, situación a la que no es ajeno un
miembro del clan Pujol Ferrusola.
En
efecto, Oleguer Pujol Ferrusola, el séptimo hijo del Honorable, ha
representado durante años los intereses del fondo de inversiones Drago.
La trayectoria de Oleguer en la gran finanza no es un secreto para nadie. La
propia web de Drago Capital indicaba que el menor de los Pujol acumula larga
experiencia como “gestor para inversores institucionales internacionales y
grandes patrimonios privados nacionales”.
Este
fondo, Drago controla diversas promotoras inmobiliarias. Y una de esas
promotoras, Longshore SL, compró en 2008 al menos tres inmuebles al grupo Prisa,
editora de El País. Concretamente, Longshore adquirió la sede social del grupo
en la Gran Vía de Madrid, la vieja redacción del periódico en la calle Miguel
Yuste y las dependencias de Radio Barcelona en la calle Casp de la Ciudad
Condal. El conjunto de la operación ascendió a 300 millones de euros. Y el grupo
Prisa se beneficiaba de condiciones ventajosísimas, porque pudo mantenerse en
estos inmuebles en régimen de alquiler. Esta operación se anunció públicamente
en julio de 2008. Poco después Oleguer Pujol era nombrado presidente de
Longshore. Es decir, que El País le debe una… por lo menos.
Uno
de los últimos proyectos de Oleguer Pujol es la construcción en Panamá de un
faraónico rascacielos de 48 plantas con hotel de lujo y oficinas: The Quartz
Tower. Detrás de este proyecto está la Sociedad Desarrolladora Color (SDColor
BH), con sede en Bahamas. Oleguer Pujol posee directamente un 4% de esta
sociedad y controla otro 4% a través de la mercantil Baraka Trust, propiedad de
un socio suyo.
Al denunciar la supuesta conspiración policial, El País
pretende neutralizar los letales efectos que para la oligarquía nacionalista
catalana están teniendo las revelaciones policiales y judiciales de las últimas
semanas. Al final, se trata de mostrar toda esta información como un conjunto de
rumores destinado a cumplir una función exclusivamente política: embarrar el
proceso secesionista catalán. ¿Hay realmente una mano política detrás de todo
esto?