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Correos electrónicos interceptados.
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¿Ya hemos asumido lo de los correos electrónicos interceptados y
que los nuestros también están entre ellos? A estas alturas ya deberíamos de
tenerlo claro. Eso no quiere decir que debamos de renunciar a comunicarnos por
este medio porque tiene muchas más ventajas que desventajas. Simplemente
tendremos que tomar algunas precauciones si lo que queremos comunicar lo
consideramos tan privado que no debiera ser interceptado nunca.
A tener en cuenta sobre los correos electrónicos
interceptados:
Normalmente se interceptan cuando traspasan alguna frontera;
claro que eso ocurre casi siempre. El hecho de que le estemos enviando un e
mail a un compañero de oficina que tiene su ordenador en el mismo edificio que
nosotros no significa que el mail no salga de la oficina (a no ser que estemos
usando una intranet; y ni siquiera entonces lo tengo yo tan claro). Cuando
enviamos un mail, este es gestionado por distintos servidores que no están en
España (o no están todos). En cualquier caso... qué raro será que nuestros
correos electrónicos no sean interceptados por uno u otro de esos servidores en
sus viajes por el espacio.
¿Qué nos supone que sean nuestros correos electrónicos
interceptados?
Manías conspiranoicas aparte, salvo que estemos siendo
investigados, difícilmente nos afectará en algo. Que los correos electrónicos
los intercepten no significa que haya alguien leyéndolos y haciendo seguimiento
de cada uno de ellos. Pueden buscar palabras concretas o indicios de
conversaciones específicas, pero a nadie le preocupará si le decimos a nuestra
señora que vamos a llegar tarde a cenar (a no ser que piensen que es una clave
secreta).
Hace poco la cadena SER le hizo una entrevista a Julian Assange,
el fundador de Wikileaks que lleva más de dos años recluido bajo la protección
de la embajada de Ecuador. Lo que afirma este hombre, y en el fondo es lo más
preocupante, es que «Incluso
en una aburrida comisaría local de policía o un juzgado puede tener acceso a
esos emails sin orden judicial».
Por cierto, y aunque no tenga nada que ver con el asunto... ¿se
puede entender que desde que este hombre está refugiado en la embajada, la
policía británica esté gastando 15.000 dólares diarios en la vigilancia? A mí
me parece absurdo.
Ramón Cerdá
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