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jueves, 5 de enero de 2012

Zygmunt Bauman y la educación en un mundo de diásporas


Zygmunt Bauman y la educación en un mundo de diásporas

 JoseLopezPonce



La educación en un mundo de diásporas, es el título de la conferencia que impartió Zygmunt Bauman en Barcelona, hace una semana, en el marco de los Debates de educación que organiza conjuntamente la Fundació Jaume Bofill y la Universitat Oberta de Catalunya. Una espléndida conferencia de un hombre aparentemente frágil físicamente por su edad,  pero con una potente mente que iba hilvanado conceptos como si se tratase de una jazz session.
Bauman es un sociólogo de 83 años que ha analizado y está analizando, con lucidez, las transformaciones de nuestro mundo y el tránsito de una modernidad sólida, fundamentada en la estabilidad y la monotonía, a una modernidad líquida donde se impone lo voluble y la diversidad, donde las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse y, por tanto, nos vamos quedando sin patrones de referencia para nuestros actos humanos.
Bauman es un defensor de la esperanza frente al optimismo. Tiene esperanza en la razón y la consciencia humana, en la decencia. Según él, la humanidad ha estado muchas veces en crisis, pero siempre se han resuelto los problemas, la única preocupación verdadera es cuántas víctimas caerán antes. Su pensamiento es riguroso y, a la vez, ameno, observa y analiza, pero no busca respuestas definitivas, porque a lo mejor no existen.
En mi opinión, para entender la crisis actual en la que estamos inmersos, hay que recurrir a Bauman, porque la incertidumbre en la que vivimos se debe a todas estas transformaciones de nuestro mundo. Por ejemplo, en la conferencia, en la ronda de preguntas, nos habló de que estamos inmersos en una globalización mala, la buena está por venir. Globalización mala porque el poder se ha globalizado (financiero, terrorismo, mafias) pero la política sigue siendo local y no puede dar respuestas globales por esta separación entre el poder y la política.
Volviendo a su conferencia sobre la educación en un mundo de diáspora, desarrolló tres ideas básicas.  Resumo lo que capte de Bauman y, por tanto, no es una transcripción literal de sus palabras.
La primera idea se centraba en el concepto de la diáspora, un modelo social de asimilación y adaptación que nos lleva a vivir permanentemente con la diferencia. Un modelo que es la contraposición del modelo de integración/asimilación, “el conviértete o muere de los conquistadores” de la modernidad precedente. Diáspora que nos lleva a una transición de modelo que lleva al mundo actual a unas dimensiones sin precedentes. Un mundo donde las lealtades pueden ser duales, hasta múltiples, que hace difícil discernir la pertenencia y que conlleva un combate y una negociación permanente para el reconocimiento de la propia identidad  como individuo. Un modelo que implica sustituir las raíces por el ancla que nos permite estar fondeado en un “puerto”, pero, en cualquier momento, podemos levar el ancla y transportarnos a otro puerto.
La segunda idea abordaba su concepto de la cultura en la modernidad líquida. Un modelo actual fundamentado en las elecciones individuales que se mueven por la seducción, los deseos y las relaciones públicas. Un modelo que se contrapone al concepto de una  cultura de normas fundamentada en la producción por parte de una élite del conocimiento y las artes que se debe cultivar para el resto de las personas. Hoy hay que seducir a los otros, los “clientes” y la cultura, en este contexto, es como una especie de producto básico para este proceso de seducción. Además, con la diáspora, se dispone de una variedad de opciones en la elección cultural y esto colisiona con la idea de integración cultural, aspecto crucial porque cuestiona cualquier modelo educativo fundamentado en un único patrón.
Por último, la tercera idea trató sobre la comunicación intergeneracional. En este punto Bauman señala la ambivalencia de un mundo online (virtualizado) y un mundo offline (real), con reglas diferentes. Para Bauman, en el mundo virtualizado se tiene la posibilidad de recrear nuevas identidades, por ejemplo SecondLife, y vivir en un mundo de identidades múltiples. Otras de las características es la velocidad con lo que todo transcurre devaluando el concepto de largo plazo y la reinvención constante.
Estos aspectos que caracterizan el mundo online, transforma conceptos de comunidad y relación, difumina el compromiso. ¿Por qué?: Porque las redes sociales online se fundamentan por la frecuencia y la intensidad de participación de sus individuos que pueden, al mismo tiempo, estar presentes en distintas redes sin generar conflictos. Y porque disponen de la tecla “Suprimir” que permite romper, sin esfuerzos, cualquier vínculo con cualquier individuo o comunidad. Y estas características del mundo virtual junto con la atracción por la facilidad de romper relaciones y compromisos se traspasan al mundo real cuestionando los conceptos solidamente asentados de comunidad y relación, pero con el contratiempo de que en el mundo real no existe dicha tecla y, por tanto, los procesos de ruptura son más engorrosos con una gran carga emocional en el relación cara a cara.
Cuando Internet empezó a socializarse Bauman ya tenía más de 70 años y, sin ser un geek, es uno de los pensadores que mejor ha entendido el componente de socialización que conlleva la Red y el impacto en nuestras vidas, como individuos y como seres sociales.
 
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