Elanuncio de un nuevo recorte de
10.000 millones mas a los pocos días de habersepresentado los Presupuestos
Generales del Estado , esta vez en sanidad yeducación, ha puesto a la
Comunidades Autónomas en la diana sobre una de las causas de este déficit
desbocado que nos ha llevado a una situaciónlímite al borde de la intervención.
Cuando se instauró el sistema sepensaba
exclusivamente en efectuar una descentralización de tipo administrativopara
acercar y mejorar los servicios al ciudadano como tienen muchos de los paísesde
nuestro entorno. Esto no ha sucedido así y en este momento estas Comunidadesy
sus subdivisiones posteriores se han convertido en el principal obstáculopara
poder salir de la crisis.
Alrededorde cada una empezó a llegar
un dinero de los impuestos para gestionarlas lascompetencias adquiridas el cual
fue dedicado destinado en una parte cada vezmas importante a la creación de una
nueva casta política regional que dedicóuna buena parte de estos recursos al
fomento de identidades diferenciadoras,desarrollo de idiomas autóctonos, embajadas,y especialmente crear un entramado
de intereses y corrupción que estaban implicadasmas políticos de nuevo cuño que
en vez de gestionar unos recursos limitados sededicaron a hacer politiqueo casi
siempre en contra del estado central.
Elcaso de la sanidad es de libro. Tras
la aprobación del nuevo sistema definanciación autonómica, que incluía las
dotaciones necesarias para que lascomunidades autónomas ejercieran las
competencias sanitarias, se llevaron acabo esas transferencias de forma que el
gobierno de la nación cedió la gestiónde la sanidad a las instituciones
autonómicas. El proceso acelerado de estatransmisión de poderes hizo que se
desaprovechara notablemente la largaexperiencia acumulada por el
INSALUD en la gestión eficiente de los recursossanitarios, con
equipos humanos altamente cualificados y un catálogo deprocesos suficientemente
testados en el tiempo para garantizar el mejor uso delos recursos públicos
puestos a disposición de la sanidad.
Laentrada de las comunidades autónomas
en esta parcelación de las competencias sanitariastuvo como primer efecto la
eliminación de las ventajas de toda economía deescala, dado que es mucho más
ventajoso comprar productos o contratar serviciospara todo el territorio
nacional que hacerlo por separado para cada una de las17 comunidades. Además de
ese importante efecto, la cesión de la sanidad a lasautonomías tuvo como
consecuencia la multiplicación de los equipos de gestión ylos gastos
administrativos para hacer funcionar el nuevo sistema parceladofruto de las
transferencias realizadas.
Porotra parte, la asunción de las
competencias sanitarias por las autonomíasprovocó la equiparación al alza de los
salarios de los profesionales delINSALUD con sus colegas de cada comunidad
autónoma, además del hechosuficientemente constatado de que la sanidad pasó a
formar parte del elencodemagógico de la clase política autonómica, prometiendo y
llevando a cabonumerosas inversiones con motivo de las citas electorales, no
siemprejustificadas desde la racionalidad, que después habría que dotar de
personal yequipos con el incremento de gasto consiguiente.
Laconsecuencia práctica de este
proceso en términos económicos es que el
gasto sanitario español pasó de 38.563millones en 2002, justo antes de
producirse las transferencias, a los 88.828 millonesque costó la sanidad en
España en 2010, último año recogido por lasestadísticas oficiales del Ministerio
-se estima que cerró 2011 en los 95.000millones de euros-. Así pues, como
consecuencia de que las autonomíaspasaran a gestionar la sanidad pública, en tan
sólo ocho años el gastosanitario español se duplicó sobradamente, tras
dispararse un 131%.
Enotras palabras, la decisión del
último gobierno de Aznar de transferir a lascomunidades autónomas nos cuesta
ahora mismo a los españoles unos 50.000millones cada año. Descontado el impacto
lógico en las cuentas sanitarias delnormal aumento de población en España y el
IPC interanual, nuestro sistema de
salud arroja un exceso de gasto no inferior a35.000 millones -el triple
de los recortes presupuestarios de Rajoypara 2012-, que de no haberse producido
esas transferencias convertiría eninnecesarias las subidas de impuestos
recetados por el actual gobierno paracombatir los efectos de la crisis
económica. Un caso parecido se ha producidocon la Educación Pública donde las
Autonomías tendrán que justificar cual hasido su papel en los malos resultados
de nuestra educación con el agravante dehaberla politizado hasta la nausea, en
favor de los caciques locales.
Ahoramismo hay numerosos mensajes que
apremian a un desmantelamiento del Estado delas Autonomías y sus ramificaciones
ante esta “bomba de relojería”
que supone el pastel autonómico y elcrecimiento exponencial de sus gastos.
En Andalucía, pero también Cataluña, seposan todas las miradas ante su postura
frontal a cualquier recorte a la esperadel Consejo de Política Fiscal y
Financiera, que tendrá lugar a principios demayo que tendra que ser quien tenga
que ponerle el cascabel al gato.
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