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martes, 13 de diciembre de 2011

«Cuando creamos la asociación, Roldán nos importaba un pepino»

La asamblea provincial de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) sirvió ayer para homenajear a uno de sus fundadores en los años noventa, José Morata (Castellón, 1953), un agente apartado de la Benemérita desde entonces y que aún lucha por regresar a su puesto de sargento. Su historia representa la pelea por el asociacionismo dentro de la militarizada jerarquía de la Guardia Civil.
-Tantos años expulsado del Cuerpo y aún sigue peleando por volver...
-Nunca lo he dejado y aún llevo la asociación de Castellón. La Comisión de Interior del Congreso aprobó por unanimidad una proposición para que los cuatro compañeros que fuimos expulsados en su día volviéramos al Cuerpo el 30 de septiembre de 2009 y el Gobierno parece que no está por la labor. Ya veremos ahora qué pasa con el PP.
-¿Cómo acabó apartado después de crear la primera asociación que defendía precisamente los derechos de todos los agentes?
-Aquí, en los años ochenta y principios de los noventa hubo un sindicato clandestino que estuvo extendido por toda España. Era ilegal, claro, pero parecía que estaba un poco consentido hasta que empezó la represión con Luis Roldán hasta el punto de que nos detuvieron a cuarenta compañeros, nos ingresaron en prisiones militares y nos acusaron penalmente de sedición militar. Después, los tribunales dijeron que no habíamos cometido ningún delito y optaron por sobreseer los sumarios, pero a continuación la Guardia Civil abrió expedientes internos. A mí me detuvieron en el 90 en Toledo y el expediente finalizó en el 97 con mi expulsión y la de tres compañeros.
-Y eso a pesar de que le absolvió un tribunal militar, nada menos...
-Sí, y con un fallo muy llamativo.
-Y, pese a todo, continuó implicado en la creación de la AUGC.
-Hubo compañeros en la región valenciana que seguimos adelante y, aprovechando el escándalo de Luis Roldán, presentamos una asociación cuya finalidad era presentarnos contra él como acusación particular. Eso era un subterfugio. A nosotros nos importaba un pepino Roldán como tal. Lo que queríamos era un papel sellado por el ministerio que nos sirviera para registrarnos y crear la asociación porque llevábamos muchos años presentando proyectos que rechazaban siempre.
-¿Cómo se llamó aquel conato?
-Era Coproper. Y enseguida lo cambiamos. Es que el nombre original era muy raro, quería decir Coordinadora Pro Perjudicados por la Gestión de Luis Roldán y la Corrupción. Aquello fue la excusa perfecta.
-¿De qué año está hablando?
-Surgió en agosto de 1994 para eso. Pero lo primero que hicimos a los tres meses fue hacer una asamblea en Madrid y el primer acto fue cambiar los estatutos. Ampliamos diez o doce puntos en los que los fines se ampliaban en el sentido de defender los intereses de los guardias.
-¿Llegaron a ejercer la acusación particular contra Luis Roldán?
-Hombre, sí que nos presentamos y el juzgado nos dijo que teníamos que ir en compañía de la otra acusación particular, que era Ruiz Mateos, y nos reunimos con su abogado, García Montes. Nos ofreció ir con él y dijimos que no. Ya habíamos conseguido el objetivo, que era tener un papel sellado por Interior. Y al tener ese papel, que parece una tontería, ya nos podíamos reunir, hacer manifestaciones, organizarnos y montar una estructura aunque fuese gracias a esa excusa.
-Parece que esté hablando de la época franquista y resulta que esto ocurrió hace apenas quince años.
-Es que todo lo tuvimos que ganar de aquella manera. El abogado siempre nos acusaba de ser un sindicato encubierto, y no se equivocaba, pero ganamos todas las sentencias en los tribunales. El derecho de asociacionismo está recogido en la Constitución con unas limitaciones lógicas, como es la huelga, y eso sí que lo entendemos. Pero es que la autorización del asociacionismo profesional no llegó hasta 2007.
-¿Ha cambiado mucho la vida de los agentes en todos estos años?-Hay un abismo en la calidad de vida de los guardias y sus derechos comparado con lo que había en los años ochenta. No había días libres, se hacían cien horas a la semana, te podían quitar las vacaciones...
-¿Pero a nivel de asociacionismo están casi igual que entonces?
-Hubo épocas de consentimiento por parte de los mandos, pero en los dos últimos años es vergonzosa la represión que ha habido a los miembros de la asociación. Desde la manifestación ante la Dirección General, han pegado un giro tremendo y por cualquier cosa se abren expedientes a los cargos directivos provinciales y a los nacionales.
-¿Llegarán a ser un sindicato?
-Algún día llegará, pero costará
 
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