Crisis de civilización Agenda Viva
http://www.agendaviva.com/revista/articulos/Epicentro/Crisis-de-civilizaci-n-Entrevistas-Mar-Nov
Estamos en una crisis civilizatoria que puede caracterizarse, en síntesis, por
algunas ideas y prácticas nocivas para la naturaleza y para la humanidad en su
conjunto, que son inherentes al modelo moderno del mundo: En primer lugar, la
ignorancia de los límites. En la Modernidad, asistimos al entronizamiento de una
poderosa tecnociencia que no ha sabido respetar los límites de la naturaleza, y
que ha provocado daños de enorme magnitud en muchos ecosistemas, alteraciones
irreversibles en la atmósfera, pérdida de biodiversidad… Pero la tecnociencia no
opera en el vacío. Ha sido y es guiada por los intereses de un mercado global
ineficaz e injusto que sólo se preocupa de la obtención inmediata de beneficios
económicos para unos pocos privilegiados, sin atender a criterios éticos ni a
los principios esenciales de distribución de la riqueza. Por ello, creo que no
podremos salir de la crisis con el mismo modelo que nos trajo a ella, y que el
mercado global, tal y como existe actualmente, es el gran enemigo de la
sostenibilidad. Si algo nos ha conducido a esta situación es la búsqueda de un
supuesto crecimiento económico ilimitado. Hay que recordar que la economía es un
subsistema del sistema Tierra y que, como este último es cerrado y finito (tiene
límites), un subsistema no puede crecer indefinidamente en su interior, a riesgo
de comportarse como un cáncer. Debemos aprender de la naturaleza. En el mundo
natural, muchos seres vivos, como los animales y las personas, sólo crecemos
hasta un punto en el que alcanzamos nuestro tamaño óptimo, pero después dejamos
de crecer, para seguir desarrollándonos. Romper con la obsesión del crecimiento
no empeorará nuestra calidad de vida sino que nos ayudará a reordenar nuestras
prioridades y nuestro consumo. No podemos seguir obsesionados con el PIB, pues
éste no informa sobre los aspectos más importantes del bienestar, que son de
orden cualitativo. Es preciso que la sociedad sitúe en el centro de sus
objetivos la vida y no el mercado. Necesitamos subordinar nuestras políticas al
medio ambiente, a la lucha contra el cambio climático, a las cuestiones de
género, al reparto equitativo de la riqueza… Todo eso es lo verdaderamente
relevante. Y cuando funciona bien, nuestra calidad ambiental mejora (como sucede
con las energías renovables), se puede crear empleo (por ejemplo, reduciendo las
horas de trabajo sin reducir los salarios), se atiende a la equidad social (con
iniciativas como la renta básica de ciudadanía), etc. Claro que esta
reorientación pasa por un cambio de valores y porque los gobiernos y los
ciudadanos se pregunten cuánto es suficiente, en lugar de emprender una loca
carrera de consumo. En medio de estas cuestiones se esconden los problemas del
espacio y el tiempo. Hemos optado por lo grande, pero lo grande es fácilmente
vulnerable, como muestra la actual crisis financiera. Hemos cultivado la
aceleración, que imprimimos a todo, al producir, al consumir recursos a más
velocidad de la que pueden regenerarse… Ahora necesitamos cambiar: tomar
opciones responsables, vivir con otros ritmos, atemperar nuestras supuestas
necesidades... Tenemos que aprender a vivir mejor con menos cosas. Mi propuesta
es optar por lo lento, lo pequeño y lo próximo, frente a lo acelerado, lo grande
y lo lejano. Porque ¿podremos alcanzar un desarrollo verdaderamente sostenible
si no son sostenibles nuestras propias vidas?
--
Publicado por José
Carlos: para La
verdad en tu asesoria EIA el 2/12/2012 11:11:00 PM
|