Radares escondidos. Los de la DGT nos
siguen engañando
by Ramón
Cerdá
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El pasado lunes 18 de enero tuve que ir a Jaén y a la vuelta me
encontré con un radar en una zona que creo que marcaba 80, o puede que menos.
Era un trípode (de los láser) situado (más bien camuflado) en un doble
quitamiedos. Del vehículo de la Guardia Civil ni rastro. El trípode estaba
conectado con un largo cable hasta donde se encontraba el coche, más atrás y
más abajo, imposible de ver desde la carretera, un coche que cobijaba a dos
agentes (no entiendo qué hacían dos agentes allí), supongo que haciendo alguna
porra a ver a cuántos conductores iban a amargar el día con su torticera (y
recaudatoria) actuación. El vehículo solo podía verse si mirabas por el
retrovisor una vez pasado el trípode. Un poco más adelante, varios vehículos,
en un despliegue cuasi-antiterrorista, tenían detenidos a varios infractores a
los que, se supone, además les harían todo tipo de controles.
Radares escondidos en Jaén
Y todo esto ocurre meses después
de que la DGT prometiera no seguir haciendo de las suyas camuflando vehículos
en el arcén haciéndose pasar por averiados, ni escondiéndolos. Todos, decían,
iban a estar bien visibles, porque su función era disuadir y no recaudar.
Una vez más han
demostrado que son unos mentirosos compulsivos a los que no debemos darles el
más mínimo crédito.
Yo no tuve ocasión de fotografiarlos, pero curiosamente, ayer me
encontré con un artículo que hablaba del mismo radar y de la indignación que
estaba causando en Jaén. La fotografía corresponde a dicho artículo, y aunque
no estoy seguro de que sea el mismo que vi yo hace unas semanas, de no serlo,
las características de situación son idénticas.
La indignación en redes y en WatsApp era patente (y la
comparto por completo): «Qué tíos», «así se van a forrar», «menudos
sinvergüenzas, luego dicen que no van a sacar el dinero». Yo añado lo de que son unos mentirosos
patológicos que solo buscan lo que buscan y siento vergüenza ajena por ellos.
El sesudo Juan Lillo, en la reciente reunión de la Comisión
Provincial de Tráfico y Seguridad de la Circulación dice que aunque los
accidentes han bajado sensiblemente en la provincia, el dato no puede servir
para relajarse. Entiendo que para este señor que tanto sabe, lo de relajarse es
cumplir con la palabra de la DGT y dejar los coches bien visibles y no
escondidos como ratas de cloaca que es la imagen que dan, pero bueno, cada cuál
sabe (o puede que no) hasta dónde le obliga la dignidad en el incumplimiento de
la palabra dada.
Ramón Cerdá
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