Josep Grau Folch
Para explicar el largo camino que estamos haciendo en nuestra época, partiré de un punto lejano, de la aparición en el panorama político y social de las clases sociales modernas, descritas inicialmente por los liberales franceses. Porque ahora están cambiando, lo que tiene importantes efectos en la vida social y política, y parece que no somos muy conscientes de ello.
Al final de 'El capital" (1894), Karl Marx, que las popularizó, escribe que en ese sistema que él llama capitalista hay tres grandes categorías sociales: obreros, capitalistas y terratenientes, que distingue atendiendo a sus fuentes de ingresos: salarios, beneficios y rentas de la tierra. Pero plantea que, desde este punto de vista, los funcionarios, por ejemplo, también serían una categoría social (Gran Clase, dice él). Además, señala que cada categoría social se puede dividir en componentes, en función de algunas características adicionales: por ejemplo, capitalistas industriales o financieros, obreros cualificados o no, etc.
En 'La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850' (1850) describe cinco clases: la aristocracia financiera, la burguesía industrial, la pequeña burguesía, los obreros, los campesinos y los marginados. Marx distinguía entre "clases en sí" y "clases para sí", que yo prefiero, siguiendo a otros autores, llamar "categorías" y "clases sociales" propiamente dichas, cosa que hoy parece más adecuada.
Esta diferencia tiene una explicación: en la realidad no existen los sistemas económicos puros, sino mezclas o combinaciones de diversos sistemas, lo que hace que haya más clases sociales, como los campesinos o los artesanos (incluidos en la pequeña burguesía), procedentes del Antiguo Régimen agrario y de los burgos. Además, en los conflictos sociales las categorías no actúan como una sola clase, sino que, están divididos y las diferentes partes tienen estrategias propias.
¿Qué hace falta para que una parte de la gente que pertenece a una o más categorías pase a formar una clase? Marx explica en 'El 18 de Brumario de Luis Bonaparte' (1852) que la gente de una misma categoría, además de tener unas fuentes de ingresos similares, tienen también una cultura y unas formas de vivir similares (con matrimonios frecuentes entre sí, como se constató después). Pero para que formen una clase ("para sí") es necesario que generen algunos vínculos de unión a escala del país y se doten de organizaciones que les permitan llevar a cabo acciones políticas y sociales compartidas.
Uno de los cambios actuales, resultado de la Revolución Científico-Técnica, es el aumento del número de universitarios, que se inició a mediados de los años 1960. Esto está resultando, de manera inesperada, una tendencia desestabilizadora, ya que favorece la desigualdad, que ahora se da por las diferencias en dinero, pero también por las diferencias en los conocimientos, o por ambas cosas a la vez. Este aumento del número de personas con estudios superiores está dando da lugar a la aparición de una nueva categoría social, que, siguiendo en Alvin Gouldner, podemos llamar provisionalmente la Nueva Categoría.
En el año 2002, el economista y urbanista Richard Florida se arriesgó a proponer la existencia de una nueva Categoría Social (él la llamaba clase) que llamó "Creativa". Llegó a esta conclusión estudiando cómo las ciudades competían entre sí por atraer talento profesional y creativo que impulsase su desarrollo regional. Florida no definió la Categoría Creativa en términos de su nivel de estudios, ya que no todos los graduados universitarios trabajan en ocupaciones creativas, y en cambio muchos de los que trabajan en ellas no tenían títulos universitarios. El análisis de Florida ha sido objeto de críticas, pero también de reconocimientos, y nos puede servir para echar un vistazo a las transformaciones en curso.
La Categoría Creativa está, según Florida, formada por dos segmentos: un núcleo supercreativo, donde hay científicos, diseñadores, ingenieros, etc., que en 1999 en Estados Unidos representaba un 11 % de la población activa. Aquí el concepto creativo se refiere más a creatividad (ciencia, arte, etc.). El segundo grupo son los profesionales, también creativos, donde incluye ejecutivos de empresa, sanitarios, abogados, financieros, etc., que representaban el 18 %. En este caso la creación sería más en el sentido de realización (creación de organizaciones, de servicios, etc.). En conjunto la Categoría Creativa representaba un 29 %.
La Categoría de los Trabajadores también se puede dividir: la de los Trabajadores Industriales, incluye trabajadores de la minería, la industria, la construcción, el transporte, etc., y representaba un 24 %. La Categoría de los Trabajadores de Servicios, que incluye restauración, limpieza, ventas minoristas, trabajo administrativo, policía, militares no cualificados, etc., representaba el 44 %, mientras que los Trabajadores Agrarios, con agricultura, ganadería, pesca, silvicultura, etc., eran el 3 % restante. En conjunto, la Categoría de los Trabajadores representaba el 71%. Hoy las proporciones están en un poco más del 40% de los "creativos" frente a un poco menos del 60% de los "trabajadores".
Como ocurre cuando se analizan las categorías sociales, no hay una categoría media, como ocurre con las clases sociales. Las clases medias son el resultado de la combinación de sistemas (se incluyen los restos de viejas clases) y de la gestión del nuevo sistema (los que lo gestionan se incluyen también), cosa que no suele aparecer en los modelos teóricos, pero si en la vida real.
Para ver cómo están cambiando hoy las clases sociales, compararemos las clases de la era industrial en Italia (Paolo Sylos-Labini, 'Le classi sociali negli anni '80', 1986) con las clases sociales en la época actual en Francia (Emmanuel Todd, 'Les luttes de classes en France au XXIe siecle, 2020).
En los años 1980 la "clase dominante" era la Burguesía (formada principalmente por los que Marx llamaba "capitalistas"), que representaba poco más de un 3 % de la población activa (las cifras están redondeadas). En el siglo XXI, en cambio, la clase dominante era un 1%, formado por el 0,1% de las Élites Financieras-estatales, que son los verdaderos poseedores del capital, y un 0,9% formado por los agentes de las élites, que se ganan bien la vida pero tienen menos riqueza y poder. Es decir, el corazón de la clase dominante disminuye, mientras aumentan los gestores del sistema.
Después vendría la Pequeña Burguesía, que normalmente apoya a las clases dominantes, y que en los años 1980 representaba un 28%, formada por pequeños empresarios, autónomos y artesanos (21%), y agricultores (7%). En cambio, en el siglo XXI tenemos una Pequeña Burguesía de Profesionales y cuadros, con un 19%. Es decir, la pequeña burguesía disminuye en número, pero aumenta en conocimientos.
En el nivel más bajo de ingresos teníamos en los años 80 la Clase Obrera con un 43%, formado por trabajadores de la industria (26%), los servicios (13%) y la agricultura (4%),. En la actualidad encontramos una Clase Trabajadora con un 30%, formado por un 25% de trabajadores del país y un 5% de inmigrantes.
En medio quedaba en los años 80 la Clase Media con un 26%, formado por un 10% de empleados privados y un 16% de empleados públicos. Si tenemos en cuenta que se suele hablar de las clases medias incorporando a la Pequeña Burguesía, estaríamos hablando de un total del 44% de la población activa. Por eso era considerada decisiva.
En el siglo XXI, la Clase Intermedia, una “mayoría atomizada", está formada por técnicos de grado medio, empleados cualificados, artesanos, pequeños comerciantes, autónomos, los pocos agricultores que quedan, etc. Es una masa que crece por arriba debido a los educados superiores pauperizados que caen y por abajo por los obreros cualificados que suben. Esta nueva Clase Intermedia es la que está desestabilizando la política actualmente, porque está dividida y es políticamente inestable.
Todos estos cambios llevan a que la dinámica política actual sea diferente a como era en los años 1980. En general, se suele comentar que el terreno de juego ha cambiado: los medios de comunicación, las redes sociales, los Big Data, etc. Pero no parece haber mucha conciencia de que también los jugadores han cambiado. Para mal y para bien. Y no se puede entender lo que está pasando si no lo tenemos en cuenta. Hablaremos de la dinámica entre estas clases en el próximo artículo.
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