¿Quién implantó la Ley de Vagos y Maleantes?

RDV
Uno
de los más extendidos mitos es que la Ley de Vagos y Maleantes fue
promulgada por el General Franco. Sin embargo, la Ley de Vagos y Maleantes
es de la República, salida del magín de Manuel Azaña.
Fue
aprobada esta ley por las Cortes Constituyentes de la República, y firmada y
promulgada el 4 de agosto de 1933. Curiosamente, el fundamento de esta norma
era el famoso comienzo del artículo 1º de la Constitución de la República de
1931, el cual señalaba que «España es una República de trabajadores de
toda clase…». Es decir, era persona peligrosa la que no tuviera trabajo o
no pudiera trabajar. Esa misma ley preveía el sometimiento de medidas de
seguridad «progresistas» a las siguientes «clases de ciudadanos»:?
«Vagos
habituales; rufianes y proxenetas; los que no justificaran la posesión o
procedencia del dinero u otros efectos, los mendigos profesionales o los que
vivan de la mendicidad o exploten a los menores, enfermos mentales o lisiados;
los ebrios y toxicómanos; los que para su consumo inmediato suministren vino o
bebidas espirituosas a menores de catorce años en lugares y establecimientos de
instrucción o en instituciones de educación e instrucción y los que de
cualquier manera promuevan o favorezcan la embriaguez habitual; los que
ocultaren su verdadero nombre, disimularen su personalidad o falsearen su
domicilio o tuvieren documentos de identidad falsos u ocultaren los propios;
los extranjeros que quebranten una orden de expulsión del territorio nacional;
y los que observen conducta de inclinación al delito, manifestada por el trato
asiduo con delincuentes y maleantes, por la frecuentación de los lugares donde
éstos se reúnen habitualmente; por su concurrencia habitual a casas de juegos
prohibidos y por la comisión reiterada y frecuente de contravenciones penales»

A
los incursos en alguna de estas circunstancias se les imponía unas medidas de
seguridad que oscilaban desde el internamiento en centros de «reeducación» por
tiempo no superior a cinco años, o la expulsión de los extranjeros, el «asilamiento
curativo en casos de templanza por tiempo absolutamente indeterminado» o
el destierro indefinido. La Ley de Vagos y Maleantes de Azaña es sin duda un
texto que define el pensamiento de la izquierda de entonces sobre los
marginados sociales y cuál era el trato social y jurídico que merecían. Un
texto propio de régimen totalitario que engendró en el seno de las Cortes
Constituyentes de la II República. Era un texto que pisoteaba los supuestos
derechos fundamentales de los ciudadanos reconocidos en la Constitución, pues
esta ley ordinaria era la que se aplicaba, no la Carta Magna.

El primer campo de concentración de vagos y maleantes de
España
El
18 de agosto de 1934, la revista gráfica Estampa, que se editaba en
Madrid y se distribuía en toda España por 30 céntimos el ejemplar, publicó un
interesante reportaje sobre esta ley «progresista». En la portada varios vagos
y maleantes en fila de formación, y debajo el titular «El primer campo de concentración
de vagos y maleantes». En Alcalá de Henares (la patria chica del promotor de la
Ley, Manuel Azaña) se había inaugurado un campo de concentración, llamado más
tarde «Casa de Trabajo» sobre las antiguas instalaciones de la cárcel de
mujeres. Después de la Guerra Civil estas infraestructuras se convirtieron en
los Talleres Penitenciarios de Alcalá de Henares, en cuya imprenta se editaba
la tirada oficial del Código Penal, y la que los presos redimían penas por el
trabajo.

Que
falta hacia ( para resolver la crisis) la aplicación inmediatamente de esta
ley de los "progresistas" que tanto piden la llegada de la
"República";que alguna vez fueran coherentes con sus ideas.
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José Félix Paredes Monelos
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